Fabio Wardley estaba sentado en la sala de embarque del aeropuerto de Heathrow junto a su pareja y su hija pequeña cuando sonó el teléfono.

Había pasado poco más de una semana desde que firmó la mejor victoria de su carrera hasta la fecha, una detención en el undécimo asalto sobre Joseph Parker en el O2 Arena de Londres, y se marchaba de vacaciones con su familia para celebrarlo.

Aunque aquel triunfo le había valido el título interino de la OMB, no esperaba subir a ese avión rumbo a Dubái como el undécimo campeón mundial de los pesos pesados en la historia de Gran Bretaña. No tenía ni idea de que Oleksandr Usyk había decidido dejar vacante su cinturón en lugar de pactar una pelea con él, lo que elevó a Wardley al primer puesto.

“Contesté el teléfono y era mi equipo de representación explicándome la situación”, le cuenta Wardley a The Ring.

“Simplemente me dijeron lo que iba a pasar, cómo se iba a desarrollar todo y que debería hacerse público en las próximas horas para avisarme. Me dijeron felicidades y colgaron. Fue un poco como si alguien te llamara rápido para decirte que has ganado la lotería y tú piensas: ‘Vale, OK. Gracias’.

“Es una forma extraña de ganar un título mundial. Cuelgo el teléfono y ahora soy campeón del mundo, pero antes no lo era. Colgué y me quedé mirando al vacío un segundo. Pensé: ‘¿Soy campeón del mundo? Mejor actualizo mi Instagram’.

“No parecía real. En ese instante no cambia nada, pero cambia todo. De inmediato todo el mundo piensa que se ha vuelto una locura, pero en realidad no. Igual me subí al avión; el piloto no se arrodilló ante mí ni nada parecido”.

Teniendo en cuenta que apenas tuvo cuatro combates de boxeo blanco y ahora suma 21 como profesional, el ascenso de Wardley hasta convertirse en campeón mundial del peso pesado es, sin duda, el más rápido de la historia. Su promotor, Frank Warren, describió la hazaña como una de las historias más increíbles que había visto en sus 45 años en el boxeo. Sin embargo, pese al logro, el púgil de 30 años nacido en Ipswich admite que aquella llamada surrealista en el aeropuerto no fue exactamente la forma en la que le habría gustado conquistar el cinturón.

“Suena absurdo decir que hay motivos para quejarse por ganar un título mundial”, dijo. “Pero supongo que este es el caso.

“Lo más frustrante desde mi punto de vista es por qué Usyk no dejó vacante el cinturón antes de que Joseph y yo peleáramos. Porque ahora tengo que defenderlo para sentir de verdad que me lo he ganado.

“Pero si el título estaba realmente en juego en esa pelea —que, a todos los efectos, lo estaba— entonces habría sido una forma sólida de ganar el campeonato mundial. Si de todas maneras ibas a dejarlo vacante, deberías haberlo puesto en juego”.

La decisión de Usyk de dejar vacante el cinturón de la OMB coronó unos meses cuanto menos curiosos para el ucraniano, dos veces campeón indiscutido. En julio, noqueó a Daniel Dubois para recuperar el cinturón de la FIB en el estadio de Wembley, en lo que fue, para muchos, su mejor actuación en el peso pesado.

El campeón de The Ring fue luego designado para enfrentar a Parker, poseedor del cinturón interino de la OMB, pero recibió una extensión médica debido a una lesión de espalda, pese a que circuló un video en el que se veía a un Usyk aparentemente sin molestias bailando. Mientras se recuperaba, Parker optó por pelear con Wardley en lugar de esperar. Una decisión de la que ahora podría arrepentirse.

Se ha sugerido que Usyk mantuvo el cinturón en caso de que Parker derrotara a Wardley y que, de ser así, habría seguido adelante con la defensa de su título indiscutido ante el neozelandés. Sin embargo, cuando Wardley noqueó a Parker, Usyk decidió no perseguir ese enfrentamiento.

En su lugar, ha hablado abiertamente de su deseo de medirse con el excampeón del CMB Deontay Wilder, el “Bronze Bomber” de 40 años, que ha perdido cuatro de sus últimos cinco combates a 12 asaltos. Las negociaciones están en marcha. A ojos de Wardley, se trata de un caso inusual de selección de rival por parte de Usyk.

“Si miras a Usyk, parece el tipo de boxeador que no elige rivales a conveniencia”, dice Wardley. “Pero luego escoge a alguien como Wilder, que apenas ha peleado en el último año o así.

“Que quede claro, también se ha ganado el derecho a hacer lo que quiera. Le ganó dos veces a Tyson Fury, dos veces a Anthony Joshua y dos veces a Daniel Dubois. Se ha ganado cierto derecho a elegir, pero aun así parece fuera de su carácter.

“Creo que es porque él mismo marcó ese precedente y la gente tiene una expectativa concreta: que no es el tipo que hace eso, que siempre acepta el reto más duro disponible. Al no hacerlo, la gente se pregunta: ‘Espera, ¿qué está pasando aquí? ¿Qué estás haciendo?’”.

Lo mismo puede preguntarse ahora del Wardley número 2 del ranking de The Ring (20-0-1, 19 KOs), que regresará de unas largas vacaciones antes de poner los pies en alto para celebrar su primera Navidad como campeón mundial del peso pesado y también la primera como padre.

Se espera que vuelva al ring alrededor de marzo o abril, mientras la OMB aún no ha comunicado lo que un comunicado describió como los “siguientes pasos relevantes en relación con la primera defensa obligatoria de Wardley, incluidos los plazos, la designación del retador y cualquier medida adicional requerida conforme a la normativa de la OMB”.

Moses Itauma, su compatriota invicto y compañero de cuadra bajo la tutela de Ben Davison, es el número 1 de la OMB, mientras que Filip Hrgovic y Zhilei Zhang ocupan el segundo y tercer puesto. Dubois, que aún no ha vuelto a boxear tras su derrota ante Usyk, es cuarto.

“La división de los pesos pesados está repleta de talento, para ser honesto”, afirma Wardley. “Hay peleas en todos los niveles y todas son atractivas por una razón u otra, ya sea por la historia, por el cruce de estilos o por algún antecedente entre los boxeadores.

“Hay opciones para que cualquiera elija. No creo que los próximos años vayan a ser tranquilos para mí en absoluto. Mientras haya buenas peleas ahí fuera para mí, estoy dispuesto a afrontarlas”.

La tarea inmediata de Wardley es asegurarse de que su legado no empiece y termine como el primer campeón mundial de la historia coronado en una sala de embarque.