La capacidad de cambiar el rumbo de una pelea en un abrir y cerrar de ojos ha convertido a
Fabio Wardley en uno de los boxeadores más espectaculares y emocionantes del momento. Pero el británico también es lo bastante inteligente como para saber que, aunque su poder de nocaut con un solo golpe es un don raro y devastador, no puede depender únicamente de él si quiere triunfar en la élite del peso pesado.
El 25 de octubre,
Wardley (19-0, 18 KOs), actual campeón interino de peso pesado de la AMB, se enfrentará al campeón interino de la OMB, el neozelandés Joseph Parker (36-3, 24 KOs) en el O2 Arena de Londres. El ganador prácticamente se asegurará una oportunidad para disputar uno de los cinturones del campeón indiscutido Oleksandr Usyk. El evento será transmitido por DAZN Pay-Per-View.
Desde que se convirtió en profesional tras una breve pero conocida etapa en el boxeo amateur corporativo (white-collar boxing), Wardley ha mostrado un progreso sorprendente. Sin embargo, los más de nueve asaltos frustrantes que pasó intentando atrapar al talentoso pero inexperto
Justis Huni en junio le hicieron darse cuenta de cuánto le queda todavía por aprender.
Perdiendo en las tarjetas y aparentemente sin ideas, el púgil de 30 años oriundo de Ipswich sacó fuerzas de flaqueza y
encontró una mano derecha fulminante a mitad del décimo asalto que puso fin a la contienda.
Wardley es confiado, pero también realista, y su análisis posterior comenzó en cuanto regresó al vestuario entre celebraciones.
Algunos aspectos de su actuación fueron errores evidentes y corregibles, mientras que otros solo se hicieron claros al revisar el video junto a su equipo en el Ben Davison Performance Centre.
Wardley considera que tiene suerte de haber llegado tan lejos y aun así tener tantas áreas por mejorar.
“Hay múltiples cosas,” dijo Wardley durante una aparición en talkSPORT.
“Quizás no demasiadas que quiera revelar públicamente para que todos las analicen, pero son bastantes.
Hay aspectos muy obvios que sacar de esa pelea y otros más sutiles. Detalles en los que mi equipo y yo hemos puesto especial atención, y en los que debemos hacer ajustes.
No siempre tiene que ver solo con lo que ocurre la noche de la pelea. También con la preparación, con cómo encaramos el campamento previo. Pero, al final, haber ganado esa pelea me sirvió muchísimo para reevaluarme y mirarme a fondo.”
Aquel dramático derechazo que fulminó a
Huni le valió a Wardley la gran oportunidad ante Parker y lo dejó a las puertas de una pelea por el título mundial, pero el británico no ha permitido que ese golpe memorable nuble las lecciones aprendidas durante los asaltos previos.
En lugar de buscar una pelea de transición para poner en práctica los ajustes que viene trabajando, Wardley aceptó sin dudar el desafío ante el experimentado y en forma Joseph Parker.
Lejos de sentir temor, Wardley cree que es un mejor boxeador gracias a las dificultades que le planteó Huni.
“Si hubiera pasado esa pelea sin problemas y todo me hubiera salido perfecto, entraría a esta contra Parker con menos experiencia, porque tendría menos motivos para analizarme y decir: ‘Espera, hay que ajustar esto, esto y aquello’. Así que, en cierto modo, fue una bendición disfrazada.
Al final, sé que llevo 20 peleas y todo eso, pero todavía estoy aprendiendo sobre la marcha.”