Tiah Ayton apenas ha completado la mitad de su primer año completo en el profesionalismo y, aun así, ya está mostrando por qué las declaraciones de que será campeona mundial indiscutida en múltiples divisiones no parecen en absoluto descabelladas.
La campeona Ring y unificada del peso superligero,
Katie Taylor, viajó a Houghton-le-Spring para presenciar la detención de Lydie Bialic por parte de la adolescente el pasado 6 de septiembre y calificó a Ayton como un talento “muy especial”, c
on potencial para convertirse en la mejor de todos los tiempos cuando termine su carrera.Tres meses después, Ayton firmó otra victoria por la vía rápida —necesitó apenas tres asaltos para despachar a la brasileña Ana Karla Vaz De Moraes (7-2, 3 KOs)— y el desenlace tuvo un aire de inevitabilidad. De ahí que sintiera la necesidad de disculparse tras un final anticlimático en el York Hall el 17 de octubre, y que exista, de manera natural, el deseo de verla exigida ante las mejores, aun con solo 19 años.
Con la agenda ya cargada, la pegadora de Bristol se medirá a otra brasileña, Catherine Tacone Ramos (9-3-1, 2 KOs), a ocho asaltos, como parte de la cartelera de respaldo del Leigh Wood–Josh Warrington II en el Nottingham Arena, el 21 de febrero.
«Fue una rival dura, pero fíjense en la actuación que tuvo», dijo a
The Ring el CEO de Matchroom, Frank Smith.
«Recibió algunos golpes que la encendieron para salir a cerrar el espectáculo. En cuanto al nivel de las oponentes, hay que ir subiendo escalones y eso [la calidad de la competencia] mejorará a medida que más boxeadoras ingresen al profesionalismo, pero ella estará disputando títulos mundiales en 2026».
Hace nueve meses, el jefe de Matchroom, Eddie Hearn, fue objeto de críticas por sus comentarios sobre el boxeo femenino de “nivel medio”, después de permitir que la campeona Ring y unificada del peso superpluma
Ellie Scotney y otros nombres destacados emprendieran nuevos rumbos con Most Valuable Promotions.
Encabezada por
Jake Paul y Nikisa Bidarian, su agresiva estrategia de fichajes incluye a numerosas figuras de primer nivel en varias divisiones —campeonas, contendientes y prospectos—,
siendo la incorporación más reciente la compañera de gimnasio de Scotney y campeona mundial ligera del WBC, Caroline Dubois.
Si bien han prosperado con mayor foco mediático y exposición en Estados Unidos, el punto de Hearn era que resulta más sencillo financiar eventos en niveles de entrada más bajos y grandes peleas, como
la trilogía Katie Taylor–Amanda Serrano y la serie de dos combates de Taylor frente a Chantelle Cameron, todas noches de gran cartel por sí mismas.
Taylor y la recientemente coronada campeona IBF, Elif Nur Turhan (12-0, 8 KOs), son los dos grandes nombres dentro del plantel actual, aunque ex campeonas como Skye Nicolson (15-1, 3 KOs) y Sandy Ryan (8-3-1, 3 KOs) buscan discretamente recuperar el oro.
La excampeona mundial WBO del peso ligero Rhiannon Dixon regresará en el peso superpluma en 2026, mientras que Shannon Ryan no está lejos de oportunidades de nivel mundial en el peso supergallo, tras 12 meses silenciosamente exitosos y una progresión prometedora entre bastidores.
Encontrar las rivales adecuadas y financiar estos combates de forma rentable es complicado, cuando no todas las boxeadoras cuentan con la misma pegada ni atractivo que
Beatriz Ferreira y Turhan demostraron juntas en Montecarlo. Nicolson ha sido bien promovida, pero enfrenta un desafío similar.
«Hay que hacer peleas que interesen a los aficionados; Ferreira–Turhan lo hizo y la gente debería respetar a Beatriz por aceptar una prueba real siendo campeona mundial», añadió Smith. «Por eso queremos ver grandes combates: no siempre saldrán a tu favor, pero así es como crece el deporte y ese es nuestro enfoque de cara al futuro».