Tiah-Mai Ayton ha irrumpido de manera espectacular en el boxeo profesional, y la peso gallo de 19 años buscará cerrar 2025 con broche de oro cuando enfrente a la brasileña Ana Karla Vaz De Moraes el 17 de diciembre.

DAZN transmitirá la velada desde el recinto Indigo del O2 en Londres.

Ayton (3-0, 3 KOs) no es el tipo de peleadora que sale del gimnasio para pasar las tardes estudiando peleas antiguas o analizando a grandes campeones en busca de trucos y consejos. Tampoco suele cancelar planes para pasar un sábado por la noche pegada al televisor viendo una cartelera en vivo.

Ayton es una de las prospectos más cotizadas del boxeo actual, pero una vez que la nacida en Bristol se quita las vendas o se descalza tras una sesión de carrera, desconecta por completo.

“Me gusta ver a Katie Taylor. Eso es todo, en realidad, solo Katie”, dijo Ayton a The Ring.

“A menos que sean peleas grandes, como Eubank y Benn, eso sí lo veo, pero no suelo ver boxeo en general.

“No me gustan mucho los deportes, la verdad. Simplemente resulta que soy buena en el boxeo, pero como lo hago todo el tiempo, no me apetece verlo. Así que cuando llego a casa, me gusta alejarme de eso.

“No veo deportes; por eso solo veo películas y cosas así”.

La capacidad de desconectarse del deporte puede ser algo positivo.

Ayton ya ha disputado más de 300 combates en distintas disciplinas, pero sigue siendo una adolescente. Si las cosas avanzan como ella y sus promotores de Matchroom esperan, Ayton se convertirá rápidamente en una figura importante del boxeo femenino, y las exigencias y expectativas crecerán en consecuencia. Por ahora, es fundamental que continúe disfrutando de lo que hace.

Ayton pelea con una agresividad natural y sólidos fundamentos. Su derecha sale más rápida y recta que la de muchos boxeadores que han pasado años tratando de perfeccionar su técnica, y también ha demostrado que puede ser una definidora implacable.

Puede que Ayton haya estado peleando desde los seis años, pero su estilo aún conserva una sensación cruda e instintiva.

“Y luego, un día, simplemente empecé a entrenar duro, como lo hago ahora, entrenando constantemente.

“Siento que el trabajo duro y el talento juntos son imparables, porque nadie me ha vencido todavía.

“Odio perder. Nunca perdí en los días deportivos de la escuela ni en nada parecido”.