Históricamente, la división del peso semipesado ha estado a la sombra de los pesos pesados. Cuando el boxeo de los pesados está en su mejor momento, no tiene rival. Hay algo en la combinación de tamaño y poder que fascina al gran público, y el campeón es considerado “el hombre más temido del planeta”.
Sin embargo,
la reciente y lamentable muerte del excampeón Dwight Muhammad Qawi recuerda que muchos de los hombres más duros del boxeo han sido semipesados, y que su época podría haber sido la más feroz de todas.
Aunque el peso semipesado forma parte de las “ocho divisiones originales” del boxeo, fue una de las últimas en desarrollarse. Mientras que la diferencia física entre wélter y mediano y los hombres más grandes del deporte era evidente, los semipesados podían pasar por pesados, por lo que la necesidad de esta categoría surgió más tarde.
En 1955, el escritor y artista Ted Carroll publicó en The Ring el artículo “160’s Rarely Covet Lt. Heavyweight Title” (“Los medianos rara vez codician el título semipesado”), en el que explicaba por qué el peso mediano podía ser más prestigioso.
Cuando la división fue aceptada por la prensa especializada en 1904, era tan nueva que el límite de peso todavía se negociaba: entre 168 y 175 libras era válido. Ese reconocimiento llegó demasiado tarde para Joe Choynski, quien podría haber sido uno de sus grandes pioneros. Choynski, en su treintena avanzada y en el ocaso de una gran carrera, se hizo un nombre dando peso y enfrentando a pesados, incluso noqueó al futuro campeón Jack Johnson antes de que ambos fueran arrestados y posaran para una icónica foto en la que, se dice, transmitió parte de su conocimiento al joven.
Bob Fitzsimmons ganó el título semipesado en 1903, lo que ayudó a legitimarlo. A pesar de que el cetro lineal quedó inactivo por años, la popularidad de la división se disparó en los años 20 con Georges Carpentier y Battling Siki. Después llegaron campeones moderadamente populares, hasta que la categoría vivió una explosión de talento.
Archie Moore, “The Ageless Warrior”, uno de los pegadores más grandes de la historia, reinó entre 1952 y 1962, y quizá más tiempo de no ser por la gran cantidad de talentos en los 40: Ezzard Charles, Harold Johnson, Lloyd Marshall y Bob Satterfield, entre otros. Joey Maxim, que enfrentó a muchos de ellos, también fue campeón.
En los 60, Bob Foster dominó la división con poder y fiereza, aplastando rivales cada vez que se le subestimaba. Cuando dejó el trono en 1974, el peso semipesado se llenó de vida: John Conteh y el argentino Víctor Galíndez tomaron el relevo, enfrentando a duros como Yaqui López, Richie Kates o Len Hutchins.
Así llegó la era dorada de los 70 y 80: Matthew Saad Muhammad, Eddie Mustafa Muhammad, Marvin Johnson y el propio Qawi protagonizaron una época inolvidable, enfrentándose entre sí en combates que aún se recuerdan. Mate Parlov, Mike Rossman, y personajes curiosos como Jimmy De Piano aportaron color a una división repleta de historias.
Saad Muhammad, apodado “Miracle Matthew”, fue quizá el guerrero más puro, con un jab excelente y combates épicos como su revancha contra López, Pelea del Año para The Ring. Mustafa Muhammad, que venció a Johnson, también protagonizó la peculiar historia de boxear contra James Scott en la prisión de Rahway, donde Scott se convirtió en un contendiente clasificado… hasta que los organismos decidieron ignorarlo.
Fue en esa prisión donde Scott
inspiró a Qawi a boxear. El “Camionero de Camden” acabaría derrotando a Scott, luego a Saad Muhammad —dos veces—, antes de caer ante Michael Spinks, quien unificó los títulos y cerró esa era de grandeza.
Desde entonces, la división no ha recuperado aquel brillo. No es culpa de Spinks: el peso semipesado es víctima de la coincidencia, el dominio de los pesados y la menor atracción comercial frente a wélter y medianos. La realidad es que el boxeo difícilmente volverá a ver un peso semipesado como el de los 70 y 80. Habrá talento y grandes combates, sí, pero no como entonces.