Lucas Roehrig ni siquiera había debutado como profesional la primera vez que guanteó con el campeón de The Ring y n.º 1 mundial del peso crucero, Jai Opetaia.

Y aunque el joven de 22 años pudo comprobar de cerca lo bueno que es el campeón australiano, hubo una conversación en particular que se le quedó grabada desde entonces.

Tan impresionado quedó Opetaia con su primer trabajo conjunto en Londres, en octubre pasado, que invitó al prospecto del oeste de Londres a Arabia Saudita para una segunda tanda de guanteos.

Una vez terminado el trabajo en el gimnasio, Opetaia y su equipo invitaron a Roehrig y a su mánager-entrenador, George Groves —ex campeón supermediano de la AMB—, a pasar un día montando camellos, practicando tiro con arco y compitiendo en buggies por la arena.

«Solo nos preguntaron qué íbamos a hacer George y yo ese día», recuerda. «No teníamos muchos planes, así que dijeron que nos sumáramos con ellos a la “Riyadh experience”».

«Mirándolo en retrospectiva, fue un día de locos. Montar camellos, tiro con arco, codearme con influencers y todo eso. Fue un poco raro y nuevo para mí, pero me encantó. Estuvo bien echar un vistazo a todo ese mundo; fue increíble».

Aunque Opetaia estaba oficialmente fuera de servicio, Roehrig se aseguró de aprovechar la oportunidad para absorber la experiencia de uno de los competidores más intensos del boxeo.

«Solo quería empaparme de cualquier consejo que Jai tuviera para mí», añade.

«Recuerdo claramente que tuvimos una conversación especialmente intensa en la que me dijo que yo tenía el talento, pero que ahora se trataba de asegurarme de estar en la posición perfecta para cambiar mi vida y la de mi familia.

Me dijo: “No dejes que el éxito o el ruido de fuera te afecten. Mantente enfocado y recuerda que siempre hay alguien detrás, con más hambre, que intenta quitarte el sitio”».

«Que alguien en su posición te diga eso demuestra la importancia que tiene. Ha ganado títulos mundiales y todo, pero sigue diciendo que, en realidad, todo se reduce al trabajo duro.

Aunque es el campeón, mantiene la misma mentalidad como si estuviera en mi lugar, como prospecto, sin cinturón y sin haber ganado mucho dinero. Conserva la mentalidad de que no tiene cinturón, ni dinero ni seguridad».

“Lights Out” Roehrig ha intentado aplicar esos principios siempre que ha sido posible durante los primeros 10 meses de su carrera profesional, que por ahora suma cinco peleas y cinco victorias.

Su sexta presentación será este sábado en el York Hall, Bethnal Green, y supondrá su primer combate en ese histórico recinto tanto como amateur como profesional. Desde que se pasó al campo rentado bajo la tutela de Groves, no ha dado un paso en falso y, si todo va bien, saldrá del este de Londres con marca 6-0, con dos meses por delante para cerrar su año de novato.

«He tenido una pequeña lesión, una molestia menor en la mano izquierda, así que este ha sido mi periodo más largo fuera del ring», explica Roehrig, que peleó por última vez en junio.

«Ojalá después de esta pueda hacer otras dos peleas este año y ponerme 8-0. Creo que sería el arranque perfecto para nuestra carrera profesional. He disfrutado de todo, del proceso, y George es un gran entrenador que me ha guiado por todos los pequeños baches que conlleva».

En una entrevista con The Ring a principios de verano, Groves señaló que su pupilo está a 12 meses de disputar títulos de entidad y, dada la edad del crucero, sería una vía rápida hacia la cima.

Roehrig forma parte de una hornada de jóvenes cruceros británicos que parecen destinados a dirimir quién es el mejor en los próximos años. Al evaluar a la competencia en el país, hay otro pegador de 22 años con el que espera cruzarse.

«Él lleva un par de años más que yo como profesional», dice Roehrig. «Pero no me cabe duda de que Aloys Junior y yo pelearemos tarde o temprano.

Ahora mismo él va a por títulos, pero yo no estoy muy lejos. Tenemos la misma edad, somos los dos de Londres, así que es una pelea con sentido y una que creo que ganaré.

Pero este juego va de timing y de hacer las cosas que tienen sentido en el momento adecuado. Tengo una pelea el sábado que me ilusiona y quiero absorberlo todo».