Jazza Dickens desempeñó perfectamente el papel de aguafiestas por segunda vez en cinco meses y se marchará de Turquía con una nueva posición de poder en las 130 libras, tras noquear a Albert Batyrgaziev durante el combate estelar de un evento profesional de la IBA el miércoles por la noche.

El boxeador de 34 años (36-5, 15 nocauts) es ahora el campeón mundial interino del peso superpluma de la AMB, tras propinarle al zurdo ruso la primera derrota de su carrera y dejar a Estambul en silencio, donde muchos esperaban que cayera ante un campeón olímpico más joven.

El desenlace llegó a los 2:26 del cuarto asalto, cuando Dickens consiguió su victoria por nocaut más rápida en siete años —y ante un rival que cambia el rumbo de su carrera—, en un resultado que refuerza su moral dos veranos después de que Héctor Andrés Sosa lo detuviera en el décimo asalto por el título de la IBO, dejándolo entonces con dudas sobre su futuro. Ahora su teléfono no dejará de sonar.

"Es un placer estar aquí, gracias a todos mis amigos y familiares, a mi equipo, ¡qué noche! Gracias, Jesús", dijo Dickens brevemente durante su discurso posterior a la pelea.

Batyrgaziev (12-1, 8 nocauts) ya había demostrado su capacidad de recuperación tras caer tres veces en su camino hacia una dura victoria por decisión en 12 asaltos ante Neri Romero el pasado 7 de marzo, aunque la historia no se repitió esta vez ante un visitante más fuerte e inspirado, con un arma secreta en la manga.

Dickens realizó un sólido primer asalto, estableciendo su jab y tomando el centro del ring temprano, con el entrenador en jefe Albert Ayrapetyan en su esquina. Ayrapetyan estuvo en la esquina de Jono Carroll el verano pasado, cuando el dublinés fue detenido en nueve asaltos en una pelea competitiva ante Batyrgaziev, y Jazza le dijo a The Ring que confiaba en que ese no sería su caso.

Se notaban las sutiles ventajas físicas del boxeador de Liverpool, que se quitaba de encima al favorito local en los intercambios a corta distancia y presionaba cuando era necesario.

Ambos terminaron el segundo asalto con un inspirado intercambio de golpes para cerrar otro asalto competitivo, aunque intentar intercambiar con Dickens no fue una buena idea táctica por parte de Batyrgaziev. El veterano defendía bien las combinaciones agachándose, haciéndose pequeño y manteniendo una guardia alta, mientras el joven de 27 años se cansaba con ráfagas llamativas pero reculando.

En el cuarto, todo eso anticipaba un desenlace rápido y furioso. Dickens lo dejó tambaleando tras conectar un recto de izquierda que el ruso no vio venir; luego, el profesional con cinco años de carrera retrocedió tambaleándose y quedó completamente perdido sobre la lona. El orgullo lo hizo levantarse demasiado rápido sin recuperar el equilibrio, y el final ya estaba cerca.

A pesar de cubrirse e intentar sobrevivir, ofrecía poca resistencia ante los golpes de Dickens, quien lanzaba con potencia, y un fuerte zurdazo lo dejó tendido en el suelo, mientras las cuerdas evitaban que cayera fuera del ring por completo. Se levantó, el árbitro Gustavo Padilla comenzó la cuenta, pero su esquina lo vio todo claro y lanzó la toalla, deteniendo el combate de forma misericordiosa.