Jazza Dickens siempre ha seguido su propio camino, y aunque el peso superpluma de Liverpool ha enfrentado altibajos, nunca perdió la fe en que, si seguía avanzando paso a paso, algún día llegaría a la cima del boxeo.

En febrero, ese camino lo llevó a la esquina visitante del nuevo Co-Op Live Arena en Mánchester, en un combate crucial frente a Zelfa Barrett. Dickens (35-5, 14 KOs) revivió su carrera con una victoria sobresaliente.

Ahora se prepara para volar a Turquía. El miércoles 2 de julio, el británico de 34 años se enfrentará al ruso Albert Batyrgaziev (12-0, 8 KOs) por el título interino de la AMB en las 130 libras, en Estambul. El evento será transmitido globalmente por DAZN. Una victoria lo consolidaría como figura relevante en la división superpluma.

"Por eso creo que uno debe visualizar primero el objetivo final. Ver dónde quieres terminar antes siquiera de comenzar, porque si no lo hubiera hecho, habría quedado perdido, sin rumbo”, dijo Dickens a The Ring.

“Creo firmemente que todo esto forma parte del plan de Dios. No me atribuyo el mérito. Solo trato de cumplir con mi parte y seguir lo que creo que Él ha planeado para mí y ese objetivo final”.

“Creo que es voluntad de Dios que esté donde estoy ahora, y estoy muy, muy agradecido”.

Pero el reto no es sencillo. Batyrgaziev ha ascendido rápidamente al puesto número 9 del ranking de The Ring y desde julio pasado es campeón interino de la AMB, tras haber noqueado al irlandés Jono Carroll en nueve asaltos. El zurdo ruso ha demostrado ser tan técnico como letal.

Sin embargo, Dickens no ha perdido tiempo enfocándose demasiado en su rival de 27 años.

Tras perder su título pluma de la IBO ante Héctor Sosa en julio de 2023, Dickens sumó un par de victorias sin complicaciones, pero se encontró en una encrucijada: sin rumbo claro y sin entrenador. Antes del combate contra Barrett, se trasladó a Dubái para entrenar con Albert Ayrapetyan.

El georgiano supo desde el principio qué tenía entre manos y le dio a Dickens el plan perfecto para vencer a Barrett. La fórmula funcionó tan bien que, para este nuevo reto, Dickens ha vuelto a delegar toda la estrategia en su equipo y se ha concentrado únicamente en prepararse al máximo.

“No suelo investigar a mis oponentes, a menos que me digan directamente ‘podrías enfrentarte a este o aquel’. Tal vez entonces los mire un poco”, comentó.

“No vi videos de Zelfa. Simplemente confié en Albert porque sé que es un excelente entrenador, y haré exactamente lo mismo esta vez”.

“No estoy enfocado en mi rival. Sé que tiene el título mundial interino y, probablemente —por todo el tiempo que Lamont Roach lleva sin defender—, ya debería ser el campeón regular”.

“Mis respetos por haber llegado donde está, pero no estoy concentrado en él, solo pienso en mí mismo”.

“Creo que este título podría ser elevado al de campeón mundial si [el actual monarca de la AMB] Lamont Roach concreta una revancha con ‘Tank’ Davis. Entonces quedaría vacante, y sería para mí o para él. Así que yo lo veo como una pelea por el título mundial”.

En sus inicios, Dickens era pura energía, movilidad y ángulos. Nunca permanecía frente a su oponente más tiempo del necesario antes de lanzar y salir lateralmente. Con los años, su estilo se fue transformando, pero Ayrapetyan lo ayudó a reencontrarse con aquellas habilidades que lo hicieron destacar como promesa.

Su memoria muscular se activó. Ante Barrett, combinó destellos de ese viejo juego de pies con toda la experiencia adquirida en sus 14 años de carrera, logrando una actuación formidable.

Ver los frutos de tanto trabajo reforzó su decisión de establecerse en Dubái. Tras la pelea no hubo celebraciones ni largas charlas sobre aciertos o errores. Solo satisfacción por un trabajo bien hecho.

“El plan se ejecutó a la perfección”, dijo. “Albert es una persona muy humilde. Después del combate, en lugar de decirme ‘hiciste esto o aquello’, le pregunté: ‘Albert, ¿cómo sabías que todo iba a salir así?’, y simplemente se encogió de hombros y sonrió, como diciendo: ‘Es mi trabajo’”.

“No quiso que lo felicitaran, así que ni siquiera tuvimos esa conversación. Eso solo aumentó mi confianza en sus estrategias”.

Ayrapetyan ya ha tenido experiencia contra Batyrgaziev. El pasado julio, estuvo en la esquina de Carroll cuando éste viajó a Rusia y fue detenido en el noveno asalto por el zurdo invicto.

Dickens no sabía que terminaría enfrentando a Batyrgaziev cuando se mudó a Dubái, pero el hecho de que su entrenador conozca de primera mano al rival le da total confianza en que volverán a dar con el plan ganador.

“Hay que recordar que también tuvo un plan para Zelfa porque ya había estado en su esquina contra Costin Ion. Tenía en mente cosas que podían funcionar”, explicó Dickens. “Quizás esta vez ocurra igual. Ya peleó contra este rival con Jono, así que tiene una pequeña ventaja”.

“Es un entrenador muy inteligente, y por eso estoy aquí en Dubái, lejos de mi familia: para trabajar con un técnico como Albert”.

“Es una coincidencia afortunada que haya acabado en una posición tan buena, en un gimnasio fantástico como el Golden Ring, donde también me cuidan. Todo ha salido muy bien”.

“Estoy en un lugar excelente, en un gimnasio que amo, con un entrenador que respeto y con un equipo que me está impulsando hacia títulos mundiales. Me siento muy afortunado”.

Dickens ha protagonizado varias noches importantes y ha cosechado éxitos, pero suena más sereno que nunca.

Sigue tan disciplinado y determinado como siempre, pero ha entendido que sus sueños en el boxeo tienen más posibilidades de cumplirse si también encuentra equilibrio en otros aspectos de su vida.

“No se trata del boxeo, se trata de estar en paz con mi lugar en la vida”, dijo.

“Creo que, en el pasado, intentaba forzar la voluntad de Dios para que coincidiera con lo que yo quería. Vivía según mi propia voluntad y le agradecía a Dios por lo que yo deseaba, en vez de agradecerle por lo que Él quería para mí. Ahora acepto lo que Él tenga preparado. Sea lo que sea, así será”.