LONDRES, Inglaterra – En febrero de 2019, el Collins Dictionary recibió una solicitud oficial para incluir un nuevo término que se había popularizado repentinamente en el mundo del fútbol: “Spursy”.

El término se usa para describir a quien está a punto de lograr el éxito, pero finalmente se queda con las manos vacías; una especie de incapacidad crónica para mantener un rendimiento alto o el hábito de arrebatar la derrota de las fauces de la victoria.

La palabra hace referencia al Tottenham Hotspur y fue acuñada principalmente por los hinchas de clubes rivales —especialmente del Arsenal, su eterno adversario del norte de Londres—, y se ha vuelto casi imposible de erradicar.

Ahora, el ferviente fanático de los Spurs, Sam Gilley, ha admitido que ese término en realidad lo ha motivado durante su campamento de entrenamiento, mientras se prepara para cumplir su sueño de pelear en el estadio del Tottenham el 15 de noviembre.

El campeón de la Commonwealth, Gilley (18-1-1, 9 KOs), se enfrentará a Ishmael Davis (14-3, 6 KOs) por el título británico vacante del peso superwélter en el Tottenham Hotspur Stadium, como parte de la cartelera del esperado reencuentro entre Chris Eubank Jr. y Conor Benn, en vivo por DAZN.

Después de dos años frustrantes para el púgil de 31 años, fallar en conseguir el título en el estadio al que asiste cada semana sería, literalmente, lo más “Spursy” posible.

“Imagínate perder y que la etiqueta ‘Spursy’ termine cayendo sobre mí”, dijo Gilley a The Ring.

“No quiero eso cada semana, ir al estadio y pensar que yo soy el ‘Spursy’. No podría soportarlo.

“Pero, claro, al tener la oportunidad de pelear en el Tottenham, ese es el riesgo que se corre… y estoy dispuesto a asumirlo.”

Han pasado poco más de dos años desde que Gilley consiguió la victoria más importante de su carrera, al vencer a Louis Greene en una batalla memorable a 12 asaltos en York Hall, Bethnal Green.

Aquel triunfo debía impulsarlo hacia oportunidades mayores, pero las cosas no salieron como esperaba.

Una revancha con Greene se programó en dos ocasiones, pero ambas veces se canceló y Gilley debió enfrentar sustitutos de último momento.

Primero, casi un año después de aquella victoria, noqueó a Jack McGann en cuatro asaltos, nuevamente en York Hall.

Luego, en junio pasado, estaba previsto que se midiera con Greene como pelea de respaldo a Fabio Wardley vs. Justis Huni en Portman Road, pero finalmente fue relegado a un combate de ocho asaltos contra Gideon Onyenani, terminando en empate 76-76 bajo la lluvia torrencial de Suffolk.

“Fue una gran lección”, reconoce. “Permití que los factores externos me afectaran y perdí la concentración. Subestimé a mi oponente y lo pagué caro.

“Todo parecía achicarse: la pelea, la bolsa… incluso mi ánimo. Sabía que iba a pelear y que terminaría sin un céntimo. Habría ganado más dinero si hubiese vuelto a trabajar en la obra.

“Fue desmoralizador y lo dejé influir en mi desempeño. Pero soy humano, a veces pasa. He tenido la peor suerte estos últimos años, pero que todo eso culmine con una pelea en el estadio de los Spurs significa que todo se alineó para algo bueno.

“Si me hubieras dicho entonces que tenía que aguantar un par de años malos pero terminaría peleando por el título británico en el estadio del Tottenham, lo habría firmado sin dudarlo.”

A lo largo de los años, muchos boxeadores británicos se han asociado con clubes de fútbol para atraer fanáticos o vender entradas, sin ser verdaderos seguidores del equipo.

Pero al igual que Chris Billam-Smith con el Bournemouth, Tony Bellew con el Everton o Ricky Hatton con el Manchester City, Gilley es un hincha de sangre del club que representa.

“Los he apoyado desde que nací”, dice Gilley, quien lucirá el escudo del Tottenham en sus pantalones durante la pelea.

“Tengo una foto de mi primer partido, cuando tenía tres años. Mi tío Ricky me llevó, creo que fue contra el Newcastle.

“Desde entonces voy siempre, rara vez me pierdo un partido. Me siento arriba, con los demás alborotadores, haciendo todo el ruido posible.”

Aunque pelear en el estadio de tu club suene ideal, la realidad es que conlleva una presión única e intensa: ganar allí sería un recuerdo imborrable, pero perder podría empañar el lugar para siempre.

“Puedo ver los dos lados”, admite Gilley. “Volví a Ipswich unos meses después de pelear allí, y solo entrar al estadio me revolvió el estómago. Me descolocó por completo durante veinte minutos. Fue una experiencia horrible… y eso que ni siquiera soy hincha del Ipswich.

“Pero por otro lado, esto es mi casa, mi lugar. No voy a perder en el Spurs.

“Ya sabes cuando dicen: ‘Lo enfrentaría hasta en su propio jardín’? Pues este es mi jardín.

“Voy a darlo todo para que ese estadio siga siendo especial para mí. No quiero temer ir allí cada semana. Quiero poder decir que gané mi cinturón soñado en mi estadio, y eso nunca cambiará.

“Ese día habré completado el ciclo.”

El Collins Dictionary todavía está “monitoreando el uso” del término Spursy antes de decidir si lo incluirá oficialmente.

Sam Gilley, por su parte, espera no darles más razones para hacerlo.