Caoimhin Agyarko vivió un año de primeras veces en su carrera antes de aceptar una sorpresiva orden para boxear contra Brandon Adams en una eliminatoria final por el título mundial superwelter de la FIB de Bakhram Murtazaliev.

Aunque recientemente se ha hablado mucho del resurgimiento de Troy Williamson en el supermediano y del activo calendario de Ishmael Davis, el peleador de 29 años suma victorias sobre ambos y las pruebas a nivel mundial ya asoman en el horizonte.

La división de las 154 libras está, como es habitual, dominada por nombres estadounidenses y por quienes compiten en ese país, principalmente Jaron Ennis y Vergil Ortiz. Muchos llevan tiempo deseando verlos resolver sus diferencias desde que ambos militaban en el peso wélter.

Ninguno es campeón mundial absoluto en la categoría —ambos ostentan títulos interinos del CMB y la AMB—, pero existe la sensación de que es inevitable que eso cambie en un futuro no muy lejano.

Más allá del veterano aspirante Josh Kelly, quien desafía a Murtazaliev en Newcastle el 31 de enero, Agyarko es el único boxeador radicado en el Reino Unido clasificado dentro del top 15 de cualquiera de los cuatro organismos sancionadores.

El profesional con siete años en el boxeo busca convertirse en el primer campeón mundial negro irlandés y está un paso más cerca tras aceptar la orden de la FIB para determinar a su próximo retador obligatorio.

El contendiente número 4 de la FIB, Callum Walsh —quien, según Agyarko, rechazó anteriormente un duelo totalmente irlandés—, está previsto para participar en un evento de Zuffa Boxing a comienzos de 2026.

El número 5, Nikita Tszyu, encabezará un PPV de No Limit frente a Michael Zerafa el 16 de enero, mientras que el exwélter Giovani Santillan había acordado formar parte de la cartelera de unificación Xander Zayas–Abass Baraou dos semanas después.

El californiano Adams (26-4, 16 KOs) se aseguró un doloroso déjà vu para Serhii Bohachuk al superarlo por puntos en 10 asaltos en las preliminares del Canelo Álvarez–Terence Crawford, arrebatándole el impulso divisional y convirtiéndolo en esta oportunidad.

“No sigo la división en absoluto; solo tengo que controlar lo que está bajo mi control”, le dijo Agyarko a The Ring.

“No miro lo que hacen los demás; solo intento ser la mejor versión de mí mismo. Si te enfocas en otros… en pelear con distintos rivales, te sacas de tu propio juego. La gente me escribe preguntando cómo es [Adams], pero no podría decirles. Diré que, una vez esté todo confirmado y haya fecha cerrada, ¿para qué preocuparme ahora? No puedes dejar que cosas así te consuman.

“Eso me lo inculcaron desde pequeño. Mi entrenador amateur siempre me decía… controla lo controlable. Puedes pelear mañana con el mejor de la división y su estilo puede cambiar porque está peleando contigo, así que no te enfoques en cosas que no puedes cambiar.

“He aprendido a hacerlo con los años; no siempre es fácil, pero lo aplico en todos los aspectos de la vida. No puedo dejar que las cosas me estresen o se me metan en la cabeza”.

Agyarko (18-0, 7 KOs) acepta tener que soportar adversidades, como ocurrió en su victoria sobre Davis en la cartelera Lewis Crocker–Paddy Donovan II —peleó con la visión afectada durante siete asaltos—, pero reconoce que debe mejorar tras su primer combate a 12 rounds.

“La gente miraba mi ojo [derecho] y pensaba que yo era el que estaba perdiendo, pero [el entrenador Stephen Smith] me dijo que subiera el ritmo, que hiciera ataques en dos y tres fases. A veces le hice caso y en otros momentos no; le dije al árbitro que quizá me había costado la pelea [con la caída], pero él me dijo que no, así que supe entonces que había ganado”.

La actividad tiene un precio, especialmente con campamentos de entrenamiento consecutivos, largos y exigentes.

Agyarko habla con naturalidad de cómo la inflamación debajo de su ojo derecho disminuyó tras cuatro días, de cómo lució un ojo morado durante 10 días y de cómo fue su cuerpo —más que su rostro— el que sintió el impacto del avance agresivo de Davis.

“Sabía que no iba a volver a pelear antes de que terminara el año. Normalmente regreso al gimnasio después de un par de días, pero tras hacer un campamento de 16 semanas y luego entrar directo a otro de 12, mi cuerpo estaba muy castigado. Dos semanas de descanso fueron suficientes. Después volví a entrenar”.

Más allá de los comentarios de Devin Haney, Matchroom planea que la primera defensa del título mundial de Crocker sea voluntaria en Windsor Park el 11 de abril, con reportes locales que aseguran que una pelea de unificación está acordada en principio para el estadio de 20.000 espectadores, programada para algún momento de septiembre de 2026.

Agyarko–Adams podría ser la pelea coestelar esa noche. No se ha dicho nada desde que ambos aceptaron a mediados de noviembre, aunque Adams ha colaborado con las recientes convenciones de los organismos sancionadores y está clasificado número 2 por la OMB y el CMB.

Al entrar en el último año de sus veintitantos, ¿cómo evalúa Agyarko este año?

“Simplemente tienes que aprovechar tus oportunidades. Quería estar activo; tuve que bajar de nivel y pelear en un evento de sala pequeña por primera vez en mi carrera, no cobrar y hacerlo para mantenerme activo. Recibí una llamada 10 días después para pelear con [Ryan] Kelly y, un año antes, no lo habría hecho. Eso llevó a la pelea con Davis, gané esa y ahora estoy en la fila para una eliminatoria final por el título mundial de la FIB.

“Siempre quise ponerme en posición de disputar títulos mundiales en 2026. No pensé que sería con la FIB, ya que he estado con la AMB los últimos cuatro años como boxeador clasificado dentro del top 10, pero he aprendido mucho sobre mí mismo, he tomado oportunidades y riesgos, y han dado resultado”.