Erickson Lubin no es un simple journeyman en busca de un cheque fácil y una salida rápida.
Vergil Ortiz sabe que está hambriento y decidido. Por eso, aunque entiende por qué parte como favorito, la noche del 8 de noviembre en el Dickies Arena de Fort Worth, Texas, distará mucho de ser sencilla.
“Él tiene intelecto, experiencia y pegada”, dijo Ortiz durante la primera conferencia de prensa esta semana. “Le gusta pelear, he visto sus combates antes. Entra al ring legítimamente a pelear contra la gente. Eso es algo que respeto de él”.
En los últimos años, la admiración de Ortiz hacia Lubin (27-2, 19 KOs) no ha hecho más que crecer. Con 29 años y una racha de tres victorias consecutivas, siente que recién está entrando en su plenitud boxística.
Pero, por muy impresionante que haya lucido Lubin recientemente, difícilmente otro contendiente del peso superwélter de 154 libras ha logrado una racha como la del actual campeón interino del CMB en la división.
Ortiz, de 27 años, derrotó en agosto del año pasado al entonces top 5 Serhii Bohachuk, antes de seguir ese candidato a “Pelea del Año” seis meses después
con una victoria disciplinada sobre el contendiente perenne y excampeón de la AMB
Israil Madrimov.
Esos triunfos lo colocaron firmemente en el mapa dentro de su tercera categoría de peso, aunque Lubin es de esa talla —si no de mayor nivel—. Ortiz necesita estar en su mejor versión y aun así quizá no baste.
Tras regresar de una lesión en la mano, Ortiz (23-0, 21 KOs) espera elevar su nivel varios escalones para vencer a Lubin y acceder a combates aún más grandes.
“Estoy muy motivado”, afirmó Ortiz. “Quiero ganar y verme bien haciéndolo. Estar en el ring con alguien de la talla de Erickson Lubin simplemente me motiva a entrenar más duro”.