DETROIT, Míchigan —
Tony Harrison respiró hondo antes de cruzar el túnel del Little Caesars Arena el pasado fin de semana. Una vez sonó la campana, volvió a hacerlo.
El excampeón mundial del CMB en las 154 libras necesitaba tiempo para readaptarse al entorno. Tras más de dos años sin pelear, eligió como rival al veterano Edward Ulloa Diaz, un trotamundos del ring con largo recorrido.
Harrison no sabía qué esperar. La última vez que se le vio sobre un cuadrilátero fue el 12 de marzo de 2023, cuando fue superado y detenido por
Tim Tszyu. Desde entonces, tuvo tiempo suficiente para reagruparse y recuperar la motivación. Aun así, el tiempo fuera generaba cierta inquietud.
Pero tras imponerse cómodamente
por decisión unánime a Díaz, Harrison comprendió que el óxido no era tan severo como pensaba.
“Después de estar dos años y medio fuera, mostré muchos destellos de quién soy y quién fui”, declaró Harrison ante un grupo de periodistas.
“Creo que mi jab sigue siendo increíble. Sigo teniendo el mejor jab del boxeo. No fallaba. En general, siento que mi sincronización fue bastante buena. Creo que lo hice muy bien. No me sentí tan lejos de mi mejor versión”.
A sus 34 años, el tiempo ya no juega a su favor. Para compensarlo, Harrison (30-4-1, 21 KOs) ha decidido subir de categoría, iniciando una nueva etapa en el peso mediano, con la esperanza de disputar un título en las 160 libras.
No obstante, los planes a futuro no son su prioridad inmediata. Hoy por hoy, solo quiere saborear cada momento que le queda dentro del boxeo.
“Extrañaba esto muchísimo”, confesó. “Amo el boxeo”