NUEVA YORK — George Kambosos sacó pecho y empezó a enumerar sus logros. Desde los títulos mundiales más importantes hasta los trofeos menores, su vitrina los tiene todos. Sin embargo, Richardson Hitchins miró sus uñas con apatía y puso los ojos en blanco.

Hitchins no encontraba la relevancia. El pasado sábado por la noche, salió y demostró que los logros pasados de Kambosos no tenían nada que ver con el presente.

Hitchins (20-0, 8 nocauts) puede haber bailado durante su caminata al ring, pero se plantó justo frente a él. Una y otra vez, el normalmente resistente australiano fallaba, y Hitchins le hacía pagar.

En el octavo asalto, las cosas se pusieron feas. Hitchins lo golpeó al cuerpo, obligándolo a arrodillarse. Volver a ponerse de pie fue valiente, pero inútil, ya que Hitchins lo terminó solo unos segundos después.

La victoria fue dulce, pero Hitchins no tendrá tiempo para disfrutarla. Una vez que Kambosos salió del ring y le lanzaron un micrófono al rostro del joven de 27 años, llamó agresivamente a Devin Haney.

Un combate con el ex campeón de dos divisiones no es el único que quiere, pero ciertamente está en la parte alta de su lista.

"Ahora mismo, tengo muchas oportunidades", dijo Hitchins a varios periodistas. "Ojalá él me dé la oportunidad. Creo que esa pelea, la gente quiere verla."

Haney (32-0, 15 nocauts) está acostumbrado a que lo desafíen. La mayoría de los boxeadores, dentro o cerca de su categoría, lo tienen en la mira. Ya no se molesta, simplemente sonríe antes de seguir adelante.

Hitchins se vio bien en el Theater del Madison Square Garden, pero no es él quien decide en ese posible enfrentamiento. Haney lo haría.

No hay ninguna indicación de que Haney vaya a bajar de nuevo a las 140 libras para pelear con Hitchins por su título de la FIB. Pero, si estuviera dispuesto a subir, Haney lo consideraría.

Las próximas semanas serán cruciales. No solo para su próximo oponente, sino también para su imagen pública. Durante años, Hitchins jugó en segundo plano. Las sombras proyectadas por sus compañeros hacían que nadie lo notara. Pero incluso cuando no lo veían, hacía todo lo posible para que supieran que venía en camino.

Su voz, sin embargo, era demasiado débil. Ahora, con un cinturón en la cintura y una fama recién adquirida, cree que todos están empezando a ver que él siempre fue real.

"Si quieren ver boxeo de primera, tienen que ponerme en esa conversación con Devin Haney, Ryan García, Teófimo. Se los he estado diciendo desde hace tiempo."