LAS VEGAS – Rafael Espinoza defendió su título pluma de la OMB el domingo con una brutal paliza a Edward Vazquez, y luego lo siguió hasta el túnel de la T-Mobile Arena, abrazándolo mientras su oponente yacía boca arriba recibiendo atención médica.

Por muy temible que sea como boxeador, Espinoza ciertamente tiene un lado sensible, como lo demuestra su reciente costumbre de tomar el micrófono y cantar para el público en español.

El peleador de 31 años, originario de Guadalajara, Jalisco, tal vez no lo cantó, pero sí quiso dejar claro, tras su actuación en el fin de semana del Cinco de Mayo, que quiere ser una nueva cara fresca para su país, amante del boxeo.

“Quiero ser un gran boxeador mexicano,” dijo Espinoza durante su conferencia de prensa posterior a la pelea. “Para ser el próximo ídolo mexicano, necesito tener grandes peleas, y estoy dispuesto a hacerlo. Estoy en el punto más alto de mi carrera y quiero demostrar mi talento.”

Vazquez llegó al combate habiendo llevado previamente a la campana final a boxeadores como Joe Cordina y Raymond Ford. Se podría argumentar que ganó ambas peleas, pero no fue recompensado en las tarjetas.

Que Espinoza (27-0, 23 nocauts), de 1.85 metros de estatura, dominara a Vazquez de la manera en que lo hizo rumbo a una victoria por detención en el séptimo asalto demuestra que sus dos triunfos sobre Robeisy Ramírez no fueron casualidad.

También dice mucho sobre lo que Espinoza podría hacer ante Nick Ball, Stephen Fulton y Angelo Leo, los otros campeones en la división de 126 libras.

“Yo vengo a ganar. Vengo a lanzar golpes,” dijo Espinoza, quien conectó 207 de 520 golpes. “Eso me gusta, y a la gente le gusta, así que cualquiera de los campeones representa una pelea buena e interesante para mí.

“Quiero que todos vean lo que puedo hacer y se emocionen. Sé que si doy todo, la gente lo va a notar. Siempre estoy comprometido. Lo hago por el pueblo.”

“Ojalá pueda pelear dos veces más este año, pero voy a seguir mejorando y demostrando mi nivel de habilidades.”