LONDRES, Inglaterra — Lucía agotado, golpeado y al borde del colapso tras una guerra con un rival 20 libras más pesado, pero
Fabio Wardley volvió a hacerlo.
Perdiendo en las tarjetas 98-92 y 96-94, con la tercera igualada después de 10 asaltos, el púgil de Ipswich mantuvo su promesa de conservar el invicto al noquear
al enrachado Joseph Parker en el penúltimo round del evento principal de
DAZN PPV del sábado pasado.
Gran parte del debate posterior giró en torno a la intervención del árbitro Howard Foster, quien detuvo el combate cuando Parker estaba acorralado en las cuerdas sin responder. Quienes conocen su estilo señalan que Foster tiende a detener las peleas “tres golpes antes” de lo necesario, en lugar de uno después.
En este deporte despiadado, ese estilo no siempre se valora. Muchos aficionados, hambrientos de espectáculo, prefieren ver a un boxeador caer brutalmente, en lugar de ser salvado para “vivir otro día”.
Parker (36-4, 24 KOs) insistió en que se sentía bien al momento de la detención y
que aún tiene fuego competitivo, aunque reconoció que el tiempo no está de su lado como sí lo estaría para Wardley en caso de una derrota.
Esta pelea representaba una cuestión de niveles. El aprendizaje de Wardley lo preparó bien para el reto, incluso cuando los críticos se burlaban ante la idea de que pudiera ganar asaltos contra Parker.
“He recibido mensajes de varios expertos, pero no me quejo de la detención”, comentó David Higgins, mánager de Parker, a The Ring. “Si él [Foster] no hubiera intervenido y Joseph hubiera salido gravemente herido, me sentiría aún peor.”
Mientras tanto, el logro monumental de Wardley sigue asimilándose. Su equipo ya sueña con una posible pelea por el título indiscutido contra
Oleksandr Usyk a inicios de 2026.
¿Cómo llegó hasta aquí el número 2 del ranking de The Ring y actual campeón interino de la OMB?
Esta semana marca el segundo aniversario del Tyson Fury vs. Francis Ngannou, función en cuya cartelera Wardley (20-0-1, 19 KOs) detuvo en siete asaltos a David Adeleye para defender su título británico de los pesos pesados.
Sus victorias sobre Nathan Gorman y Adeleye —ambos destacados amateurs— fueron puntos de inflexión que le hicieron sentir que pertenecía a la élite. Escuchar sus declaraciones de entonces deja entrever cómo su confianza crecía con cada pelea, anticipando su éxito futuro con un estilo agresivo y combativo que ha adoptado por completo.
Antes de enfrentarse, él y Adeleye intercambiaron críticas sobre sus respectivos currículums, aunque la calidad de oposición y el estilo entretenido de Wardley lo hacían favorito.
En la conferencia de prensa previa, Wardley dijo:
“Me trajeron porque Frank [Warren] se dio cuenta de que tú no eras lo que él creía. Me trajo para deshacerse de ti; está apostando su dinero por mí.”
Warren sonrió y respondió que estaba emocionado por ofrecer una gran pelea de pesos pesados “que no necesitaría jueces”.
Dos años y tres combates después de firmar con Queensberry Promotions, el ascenso de Wardley bajo el legendario promotor ilustra perfectamente lo impredecible que puede ser el boxeo.
Su entrenador y mentor de toda la vida, Rob Hodgins, no se sorprende. Desde aquella noche en Arabia Saudita, ya veía a Parker como un posible rival.
“Sabíamos lo que Joseph había hecho y sentíamos que sería la pelea ideal para subir de nivel”, explicó a The Ring. “Pero tomamos otro camino con Frazer Clarke, mientras él atravesaba una gran racha.
Siempre pensamos que podíamos vencerlo, solo era cuestión de tener la oportunidad. Con el poder de Fabio, nunca puedes darlo por vencido: es como una vieja radio, le das un golpe y se enciende.
Parker lo lastimó en el noveno, pero Fabio simplemente apretó el acelerador. Sabía que estaba un poco atrás y encontró esa segunda ráfaga de energía para rematarlo.”
Usyk (24-0, 15 KOs), el “verdugo de británicos”, ha forjado una reputación implacable en el Reino Unido durante la última década, pero la travesía de Wardley —de sparring humilde a aspirante al título indiscutido— no es un cuento de hadas para Netflix: es real.
A diferencia de
Anthony Joshua o
Tyson Fury, Wardley no tuvo carrera amateur. Su estilo poco ortodoxo y salvaje le da un filo impredecible que lo convierte en un espectáculo. Combinado con su atletismo natural y su deseo constante de aprender, nunca se sabe qué esperar de él.
Sus intangibles —resistencia, durabilidad, poder de pegada y capacidad de recuperación—, virtudes que incluso Joshua ha tenido en duda, son ahora su sello distintivo.
“Fabio sabía que todos lo subestimaban, pero en lugar de creerlo, eso lo motivaba más”, continuó Hodgins. “No debería estar aquí, pero míralo: lo está haciendo.”
Según CompuBox, Wardley conectó más golpes que Parker en siete de los 11 asaltos, con 34 impactos más y mejor precisión (38% frente a 33.6%), además de 60 golpes al cuerpo, llevando a Parker a intercambios cerrados donde este debería haber boxeado a la distancia.
Muchos aún dudarán, argumentando que el neozelandés no atraviesa su mejor momento y que Usyk es demasiado técnico para caer ante alguien como Wardley.
Incluso Frank Warren se pregunta hasta dónde podría haber llegado Fabio con una formación amateur… aunque admite que precisamente su falta de ella lo hace tan valiente.
“Eso viene de aquí (señalando el corazón). Tiene un motor enorme y un corazón gigante”, dijo el promotor.
“Si hubiera tenido algo de experiencia amateur, ¿te imaginas? Está aprendiendo sobre la marcha.”
Y ahí radica lo que hace especial a Fabio Wardley: un peleador sin molde, con alma de guerrero, hambre de aprendizaje y la capacidad de convertir las dudas en combustible.