Cuando
Michael Conlan suba al ring del 3Arena en Dublín este viernes por la noche, podría ser la última vez… o la primera de muchas más para el púgil de Belfast. Él mismo lo ha dejado claro en la previa de su combate ante
Jack Bateson: ganará y seguirá adelante, o perderá y se retirará del deporte que ha consumido gran parte de sus 33 años de vida.
Y está en paz con esa decisión. Lo que sí le preocupa es que, si gana y comienza otra marcha hacia un título mundial, se mantendrá lejos de su familia un tiempo más.
“Probablemente me he perdido el 75 por ciento de la vida de mis hijas”, confesó, padre de niñas de 10 y 7 años. “Eso es imperdonable. No estoy orgulloso, pero no lo hice sin motivo. Lo hice con el objetivo de ser campeón mundial y asegurar el futuro de mi familia. Ya lo he hecho bien, pero sé que puedo hacerlo mejor y lo haré. Si puedo, lo intentaré; si no, que así sea”.
Es un tema pesado, poco ideal antes de una pelea grande, pero cuando se le pregunta a Conlan si se siente feliz de volver a encabezar en Irlanda —apenas la segunda vez tras sus derrotas consecutivas de 2023 ante Luis Alberto López y Jordan Gill—, no duda en responder que sí.
“Siento que estoy de vuelta a ser yo mismo”, dijo Conlan. “He pasado por cosas locas en los últimos años y, por primera vez en mucho tiempo, estoy disfrutando de lo que hago”.
Qué diferencia hacen un par de años.
El excampeón interino pluma AMB estuvo a punto de ceñirse el título regular ante
Leigh Wood en marzo de 2022: iba arriba en las tres tarjetas cuando fue detenido en el duodécimo asalto de una pelea épica. Regresó con dos victorias, pero las derrotas de 2023 parecían poner punto final a su trayectoria.
De haber sido así, nada tendría que reprocharse. Dos veces olímpico, medallista de bronce en Londres 2012, Conlan no logró el cinturón absoluto que anhelaba, pero disputó combates de alto perfil y se convirtió en embajador del boxeo irlandés. Administró bien su dinero, fundó una empresa de representación y hasta lanzó su propia cerveza, Le Gra (“con amor”).
¿Por qué volver entonces? Todo tiene que ver con mostrar a sus hijos que se debe hacer todo lo posible por cumplir los sueños. Su hija Luisne se lo recordó con firmeza.
“Tengo una pareja muy comprensiva, y hasta mis hijos entienden. Cada vez que he dicho ‘ya es suficiente’, mi hija responde: ‘No, no es suficiente. Dijiste que serías campeón mundial, me lo prometiste’”.
Así, en marzo, se calzó los guantes de nuevo y venció a Asad Asif Khan en ocho asaltos. Ahora toca Bateson y un título regional CMB en juego. Para Conlan, cada triunfo puede cambiarlo todo.
“Siempre he dicho que puedes amar al boxeo, pero el boxeo nunca te amará de vuelta. Este deporte ha dado vidas increíbles, pero también ha destruido muchas. Hay que saber cuándo decir adiós”.
Pero aún no es el momento.
“Quiero ser campeón mundial”, insiste. “Ha estado tan cerca, pero tan lejos”.
Conlan asegura que no hay presión: tiene inversiones, propiedades, su propia cerveza y no depende del boxeo para vivir.
“Estoy aquí para divertirme. Si gano y me veo bien, fantástico. Si no, no pasa nada. Pero no hay presión. Solo diversión”.
Para él, el verdadero legado será dejarlo todo en el ring, enseñar a sus hijos que los sueños se persiguen hasta el final y, de paso, quizá sellar su nombre en la historia del boxeo profesional irlandés.
“Sé mi talento, sé lo que puedo hacer. Irlanda significa el mundo para mí. Si puedo dejar mi huella en el profesionalismo, sumado a lo hecho en amateur, sentiré que fui lo bastante exitoso. Pero si no consigo el título mundial, estaré en paz con ello. Lo que será, será”.