La primera vez que
Fabio Wardley vio pelear a
Joseph Parker, lo hizo entre risas y cervezas con sus amigos en su pub local, allá por 2018.
El entonces entrenador personal vivía una etapa explosiva en el circuito “white collar” y, habiendo quedado atrapado por el gusanillo del boxeo, decidió probar suerte como profesional.
Wardley seguía el panorama de forma casual y, cuando el campeón unificado
Anthony Joshua pactó un combate de unificación con el monarca WBO Parker, pensó que era un buen momento para acercarse a The Plough, su bar habitual en Ipswich.
“En aquel entonces no prestaba mucha atención al boxeo”, recuerda Wardley, quien será protagonista
del evento estelar de DAZN el 25 de octubre.“La primera vez que realmente presté atención a Joseph Parker fue cuando peleó con Anthony Joshua.
“Recuerdo estar en The Plough con mis amigos, viendo la pelea y tomando unas cervezas. No pensaba ni remotamente que unos años después estaría enfrentándolo. Lo veía como un simple aficionado, nada más.”
Diez años después, la realidad es muy distinta. “Míranos ahora —somos él y yo.”
Mucho se ha dicho sobre el ascenso meteórico de Wardley, quien pasó de ser un boxeador de exhibición sin experiencia amateur a situarse al borde de una oportunidad mundialista. Actualmente es el número 6 del mundo en el ranking de The Ring y campeón interino WBA.
Wardley (19-0-1, 18 KOs) derrotó
en su último combate a Justis Huni, tras ir perdiendo en las tres tarjetas antes de conectar una mano derecha decisiva en el décimo asalto, en Portman Road, a pocos pasos del mismo pub donde solía ver las peleas.
Sin embargo, el ex campeón mundial Parker (36-3, 24 KOs) representa la mayor prueba de su carrera, con una diferencia de experiencia abismal.
“Él ganó su primer título mundial al vencer a Andy Ruiz en 2016”, señala Wardley. “Yo todavía era un boxeador white collar. Es curioso.
“No estaba sentado viendo su pelea con Joshua pensando ‘podría ganarle’, porque hasta ese momento solo había peleado con tipos del bar.
“Solo miraba como un fan del boxeo, intrigado, sin analizar su estilo ni pensar en cómo derrotarlo. Porque, para ser sincero, ni siquiera hubiera sabido cómo hacerlo. Me tomó diez años de trabajo y aprendizaje llegar al punto en que ahora sí veo sus fallos, sus huecos.”
En aquel entonces, Wardley tenía 23 años y apenas tres combates profesionales, pero sería mentir decir que veía a Joshua y Parker disputarse tres de los cuatro títulos mundiales pensando que algún día estaría en esa posición.
“Cuando tuve mi primera pelea white collar, supe que había encontrado lo mío: mi deporte, mi vocación, mi pasión.
“Cuando levantaron mi mano y escuché al público corear mi nombre, sentí una adrenalina que quería volver a vivir.
“Y después, tras mi debut profesional, fue el mismo sentimiento, pero a otra escala. Entonces pensé: sí, quiero dedicarme por completo a esto.”
Desde aquellas noches en el pub hasta los grandes escenarios de DAZN, la trayectoria de Wardley ha sido tan rápida como inesperada. Y aunque él mismo admite su sorpresa, hoy —ocho años después de aquel Joshua vs. Parker— siente que ha llegado su momento para convertirse en el nuevo referente del peso pesado británico.
“Es justo decir que ha sido inesperado”, admite. “Durante muchas peleas la gente decía: ‘este rival es demasiado, este es el que lo va a detener’. Pero he seguido avanzando.
“Además, es un buen momento: Joshua,
Fury, incluso
Usyk, ya están en la recta final de sus carreras. No digo que hayan perdido calidad, pero sí están entrando en la parte final de su trayectoria.
“Eso deja un hueco, especialmente en el boxeo británico de peso pesado, para que alguien se levante y diga: ‘yo soy ese tipo’. Y ahora estoy poniendo mi nombre sobre la mesa para serlo.”