Edgar Berlanga fue una de las figuras destacadas presentes el sábado por la noche durante la despedida triunfal de Danny García en Brooklyn, donde el excampeón mundial detuvo a Daniel González en el cuarto asalto del combate estelar.

El lunes 20 de octubre se cumplieron 13 años exactos desde que García venció por amplia decisión a Erik Morales, conquistando el título mundial superligero del WBC cuando apenas llevaba cinco años como profesional y soñaba con grandeza.

Más tarde, sumaría los títulos de la WBA y The Ring, antes de subir de división y obtener nuevos logros, aunque con resultados irregulares ante la élite.

Mientras tanto, Berlanga (23-2, 18 KOs), nacido en Brooklyn y orgulloso representante de Puerto Rico, cumplirá una década como profesional el próximo año.

Ha ganado millones y ha elogiado a su mánager Keith Connolly por cambiarle la vida, pero aquella racha de 16 nocauts consecutivos —seguida de **dos derrotas consecutivas en peleas importantes— lo ha dejado en tierra de nadie.

Tres meses después de su derrota por nocaut técnico en el quinto asalto ante Hamzah Sheeraz, Berlanga asegura estar de buen ánimo. En declaraciones a KGTV, afirmó:

“Me siento bien, esa última derrota no apaga mi luz. Sigo siendo una superestrella y el rey de Nueva York.”

El boricua insinuó que pronto habrá noticias sobre su próxima pelea y se mostró emocionado por regresar, con la mirada puesta en grandes nombres como Caleb Plant, Jermall Charlo, el vencedor de Plant José Armando Reséndiz y Jaime Munguía.

“Solo tengo que mantenerme enfocado. Estoy concentrado y listo para volver; hay algo grande en camino”, añadió.

Ahí radica el problema. Berlanga considera un triunfo moral haber resistido 12 asaltos ante Canelo Álvarez el pasado septiembre, pero ahora se encuentra en una posición en la que ninguno de esos cuatro rivales realmente lo necesita.

Clasificado n.º 12 por la WBA y la WBO, le convendría seguir el ejemplo de Christian Mbilli y Diego Pacheco, enfrentando retos progresivos que le permitan mostrar mejoras reales, en lugar de seguir venciendo a rivales claramente inferiores.

Aunque más acaudalado que la mayoría de los boxeadores de su generación, Berlanga ha expresado su deseo de seguir vinculado al boxeo tras el retiro, ya sea como mánager, promotor o comentarista.

Un camino similar ha seguido el veterano Gabriel Rosado (28-17-1, 16 KOs), dos veces retador al título mundial del peso mediano, quien también estuvo presente el fin de semana.

Rosado, que ha enfrentado a lo mejor del boxeo desde su debut en 2006, regresó en agosto tras dos años de retiro con un nocaut en el primer asalto, y luego retó públicamente a Berlanga.

Ambos ya han compartido sparrings en Puerto Rico, y cuando se le preguntó por un amistoso encuentro entre ellos en primera fila, Rosado comentó que una pelea entre un neoyorquino y un oriundo de Filadelfia en el Barclays Center sería muy atractiva para los fans.

Sin embargo, Berlanga debe primero limpiar su imagen y recuperar credibilidad. El entrenador José Benavidez Sr. cree que para hacerlo, el boricua debe alejarse de los parásitos y malas influencias que lo rodearon conforme crecía su fama.

“Berlanga tiene todo el talento del mundo, es joven, con mucha experiencia amateur y un gran boxeador. Pero su problema son las distracciones”, dijo Benavidez a The Ring.

“Sheeraz está completamente dedicado y salió a hacer su trabajo, parecía una superestrella. Pero Berlanga se rodea de artistas, raperos como Fat Joe, celebridades… eso no ayuda.

Yo tengo amigos así, y es puro festejo, alcohol y diversión. En el boxeo hay que ser humilde, estar listo, no puedes desvelarte ni distraerte cuando tienes grandes oportunidades para demostrar quién eres. Las distracciones lo están perjudicando, tiene que apartarse de ellas.”

La división de 168 libras sigue en plena transición tras la victoria histórica de Terence Crawford sobre Canelo Álvarez el mes pasado. Pero si Berlanga quiere evitar convertirse en un mero “portero” de la élite, no puede permitirse otra derrota.