Tan visceral y brutal fue la primera pelea entre Nigel Benn y Chris Eubank Sr. hace 35 años, que muchos sostienen que su revancha nunca pudo estar a la altura de aquella guerra legendaria.

En algunos aspectos sí lo hizo, pero dentro del ring, la segunda entrega de esa longeva y generacional rivalidad no alcanzó las mismas cimas emocionales ni dramáticas que la primera.

Ahora, todas las miradas se dirigen a sus hijos, quienes buscan recrear —o incluso superar— aquella magia, tras haber protagonizado uno de los Combates del Año en su primer enfrentamiento el pasado abril.

La victoria por decisión unánime de Chris Eubank Jr. sobre Conor Benn, con tres tarjetas idénticas de 116-112, llevó el marcador familiar a 2-0-1 a favor de los Eubank.

La racha invicta de los Eubank frente a los Benn comenzó el 18 de noviembre de 1990, cuando Eubank Sr. detuvo a Benn en el noveno asalto de un combate vibrante en el National Exhibition Centre de Birmingham, que capturó por completo la imaginación del público británico.

Tras perder su título mundial de la OMB en peso medio, Benn se reconstruyó con un par de peleas más en esa división antes de subir a supermedio, donde ganó el cinturón del CMB en 1992 y lo defendió con éxito tres veces antes de reencontrarse con Eubank.

Por su parte, el boxeador de Brighton aún estaba invicto cuando llegó la revancha. Eubank había defendido en tres ocasiones el título que le arrebató a Benn antes de también subir de categoría, convirtiéndose en campeón mundial en dos divisiones.

Encadenó siete victorias consecutivas en el nuevo peso hasta su primer tropiezo, un empate con Ray Close en mayo de 1993. Cinco meses después, llegaría la oportunidad más esperada: Eubank vs. Benn II, una de las revancha más ansiadas en la historia del boxeo británico.

Ambos llegaban tras haberlo dado todo en la primera pelea y ganar 10 combates cada uno, acumulando dos títulos mundiales por el camino. Era la primera vez en la historia que dos campeones mundiales británicos en activo de cualquier categoría se enfrentaban en una pelea de unificación.

Casi tres años después, las familias Benn y Eubank volverían a chocar.

Esta vez, el NEC de Birmingham se quedó pequeño —como cualquier otra arena del país—, por lo que el combate se trasladó al Old Trafford, el mítico estadio del Manchester United, donde pelearon en el centro del campo.

Alrededor de 42.000 aficionados llenaron el Teatro de los Sueños, mientras una asombrosa audiencia televisiva de 16,5 millones de espectadores seguía el evento desde sus casas, una cifra que probablemente jamás se repetirá en el Reino Unido.

Aunque fue un duelo intenso entre dos campeones en plenitud, no alcanzó la épica de la primera guerra.

La pelea se volvió más táctica, más física y menos explosiva, y terminó en empate dividido: Eubank ganó 115-113 en una tarjeta, Benn 114-113 en otra, y 114-114 en la tercera.

Una tercera pelea llegó a mencionarse, pero nunca se concretó, dejando aquel empate como un final extraño para una de las rivalidades más eléctricas del deporte británico.

Tres décadas después, entran en escena sus hijos mayores.

Ninguno ha sido campeón mundial todavía, y en cuanto a legado, ambos siguen muy por detrás de sus legendarios padres. Sin embargo, ahora tienen la oportunidad de superarlos en espectáculo y emoción, igualando o incluso superando lo visto en su primer enfrentamiento.

A diferencia de sus progenitores, no ha habido pausas ni reconstrucciones:

ninguno ha peleado desde abril, las condiciones contractuales son idénticas, y no ha habido cambios de peso ni reajustes. Esa continuidad le da a esta segunda parte un sabor especial y auténtico.

El primer combate fue absorbente y equilibrado: 12 asaltos intensos, con dominio alterno, pero sin caídas ni heridas serias.

Dicen que una gran pelea se define por cuántas veces cambia el control del combate, y en ese sentido, Eubank Jr. vs. Benn I cumplió con creces, bajo el cielo nocturno de Tottenham y con el drama añadido del retraso en la llegada de Eubank Sr. al estadio.

En 1993, los padres ya se conocían demasiado bien; había respeto, estrategia y más precaución.

En cambio, sus hijos llegan más maduros, más conscientes del peligro, pero aún con el ímpetu de quienes tienen algo que demostrar.

En la primera pelea, Benn creía que acabaría con Eubank Jr. en pocos asaltos, mientras que este pensaba que Benn era demasiado pequeño e inexperto para inquietarlo.

Ahora ambos saben exactamente lo que les espera —y se han preparado para ello.

Eso podría generar una pelea más cerebral, como la de Old Trafford… o, por el contrario, la mejor batalla entre un Benn y un Eubank hasta la fecha.