No hay otro deporte en el mundo capaz de ofrecer momentos de inflexión como lo hace el boxeo.
Por un instante,
Fabio Wardley parecía condenado a irse al fondo de la larga fila de aspirantes al título de los pesos pesados, tras estrellarse en la noche más importante de su carrera.
Pero en cuestión de segundos, Justis Huni fue despachado con
una precisa extensión del brazo derecho bajo la lluvia en Portman Road, en lo que se convirtió en un cierre perfecto para la afición local.
Las marcas en su rostro apenas comenzaban a formarse cuando Wardley ya estaba en la sala de prensa del estadio que acababa de presenciar el que quizá sea el momento más grande de su carrera. Sin embargo, el ambiente no era de celebración: comenzaba la autopsia del combate.
A su lado, el promotor Frank Warren sonreía. Él y su equipo de Queensberry Promotions bautizaron el evento como “Corriendo hacia la adversidad”, un lema que también figura en los uniformes del Ipswich Town esta temporada.
“¿Corriendo hacia la adversidad?”, repitió Wardley tras sus gafas oscuras mientras tomaba asiento. “Más bien corriendo hacia los puños”.
Fue un típico momento de autocrítica de un boxeador que no teme hablar de sus propias limitaciones. Por eso mismo, resulta significativo que insista en que está listo para disputar el campeonato mundial, a pesar de haber sido superado en gran parte del combate por Huni.
“No me malinterpreten”, dijo Wardley. “El nivel de alguien como
Oleksandr Usyk es extremadamente alto, pero ya hemos visto lo rápido que puedo aprender de una pelea. Basta con ver lo que hice entre el primer combate con Frazer Clarke y la revancha: hice ajustes, cambié cosas.”
“Soy un estudiante del boxeo y de mis propias actuaciones. Mi equipo y yo analizamos todo, los errores, los aciertos y cómo implementar mejoras sin importar quién esté enfrente.”
“Pero no creo que necesite más peleas de preparación. Estoy listo para competir al más alto nivel, porque tengo esa capacidad de cambiar y definir peleas con un solo golpe, algo que también vimos con
Deontay Wilder. Creo que tengo eso, más un poco de habilidad y técnica. Estoy en constante aprendizaje. Tengo lo necesario para ganar en la élite.”
Wardley, clasificado actualmente como el número 10 del mundo por
The Ring, obtuvo con su victoria sobre el invicto Huni el título interino de la AMB, lo que eventualmente lo posiciona para una pelea por el campeonato mundial absoluto. Ese cinturón está en manos del número 1 del ranking, Oleksandr Usyk, quien lo pondrá en juego –junto a los de la OMB y el CMB–
el próximo 19 de julio en su combate indiscutido frente a Daniel Dubois (FIB) en Wembley.Si Huni hubiera logrado mantener su ventaja en puntos, aquella noche en Ipswich habría sido muy distinta para Wardley. Pero ahora, con esa victoria, puede aspirar a enfrentar a uno de ellos —o quizás disputar un cinturón vacante— en 2026.
El resto de 2025 probablemente lo dedicará a su nueva etapa como padre, ya que su pareja, que presenció la pelea junto a la madre de Wardley desde primera fila, se encuentra en avanzado estado de embarazo.
“Después de la pelea vino al vestuario solo para avisar que no había dado a luz”, comentó el futuro padre. “Tranquilos, todavía no ha empezado el parto.”
Wardley admitió que, en cierto momento, sintió que la pelea se le escapaba. Pero en el descanso entre asaltos, tras recibir instrucciones de su entrenador Ben Davison, el británico de 30 años se concentró, miró a su alrededor —al estadio, a su familia, a los miles de fanáticos— y se recompuso.
“Tuve una conversación interna, un momento muy personal. Me recordé a mí mismo dónde estoy y todo lo que he conseguido. No he llegado hasta aquí sintiéndome mal por mí mismo. Tenía que sacudirme eso, retomar el plan de pelea y lo hice.”
“No soy un boxeador terminado. No tengo todo perfeccionado. Sigo aprendiendo en cada pelea, y aunque suene raro decirlo siendo campeón interino con 20 peleas, así es. Justis tiene más combates amateur que yo en toda mi vida. Él boxea desde los ocho años; yo, desde hace apenas ocho o nueve.”
“A veces las piezas del rompecabezas no encajan como deberían, y hay que forzarlas, como si estuvieras haciendo un arte con crayones y macarrones. Pero sabía que tenía ese golpe, y sabía que estaba ahí cuando lo necesitara.”
Y mientras los fanáticos empapados volvían a casa con la historia del “golpe divino” de Wardley, él insiste en que no fue suerte.
“Vi algunos clips, y parece un golpe milagroso sacado de la nada”, explicó. “Pero, aunque suene raro, ese golpe lo practicamos una y otra vez en el gimnasio. Simplemente no lo estaba lanzando. Durante buena parte del combate Frank [Warren] me gritaba que soltara la derecha, pero estaba demasiado cauteloso, pensando demasiado, en vez de dejar que mis instintos naturales se encargaran.”
Lo que no se puede negar es que esos instintos han mantenido a Wardley invicto. Entre sus cuatro combates en el circuito white collar y sus 20 peleas profesionales, nunca ha terminado en un vestuario derrotado.
Sin embargo, en dos de sus últimas tres apariciones ha recibido un castigo físico considerable. Su primer combate contra Clarke, en marzo de 2024, fue una auténtica guerra, y Huni logró convertir varios asaltos en un castigo unidireccional.
Nadie ha conseguido terminar un combate de pie frente a Wardley (19-0-1, 18 KOs), pero mientras se acerca al nivel élite del peso pesado, sabe que le esperan noches aún más duras.
¿Está dispuesto a seguir arriesgando su cuerpo de esta manera?
“Creo que ya tuve suficiente”, respondió con una sonrisa. “Un par de combates más como la revancha con Clarke, pero con nocauts en el primer asalto, los acepto encantado.”
“Pero este es el juego. Habrá noches en las que habrá que sudar y sufrir. No quiero seguir quitándome años de vida con guerras así. Tal vez me falte un tornillo, pero me encanta todo esto. La ocasión, la adrenalina, la preparación. Es adictivo. Aunque quizás, solo quizás, empiece a mantener más arriba la guardia.”