Tiara Brown ofreció la mejor actuación de su vida para sorprender a Skye Nicolson y ganar el título mundial de peso pluma del WBC por decisión dividida en territorio contrario en el Qudos Bank Arena.

La previa fue bastante intensa. Brown (19-0, 11 KOs) atacó el récord de Nicolson y calificó su carrera como "alimentada con cuchara". Por otro lado, Nicolson le dijo a The Ring que el currículum de su oponente era "una broma".

Ambas intercambiaron varios dardos verbales en la última conferencia de prensa y en la pesaje. Se decía que Brown era la prueba más difícil que Nicolson había enfrentado hasta la fecha.

Pero al final, Nicolson (12-1, 1 KO) fue sorprendida por Brown, quien se llevó la victoria por decisión dividida con puntuaciones de 96-94 a favor de Nicolson, 96-94 a favor de Brown y 97-93 a favor de Brown, en la cartelera bajo el combate de George Kambosos Jr. contra Jake Wyllie en Sídney.

El primer round fue cauteloso, ya que Nicolson, como acostumbra, se tomó su tiempo para leer los movimientos de Brown, mientras su oponente avanzaba con jabs y derechas.

El rincón de Brown le dijo antes del segundo round: "Deja que tus manos hablen". Y así lo hizo, pero Nicolson también aumentó su actividad, conectando un par de izquierdas afiladas para mantener a la estadounidense a raya.

En el tercero, Brown conectó su mejor golpe de la pelea, una derecha, mientras Nicolson, que tuvo dificultades para ejecutar su jab, se retiraba. La peleadora local disfrutó de un mejor final del round, conectando un par de golpes al cuerpo y una izquierda a la cabeza.

El cuarto fue algo más desordenado, ya que Brown continuó presionando y contrarrestando el jab de Nicolson. La australiana conectó una gran izquierda, pero era evidente que no se sentía tan cómoda como hubiera querido. El entrenador de Nicolson, Eddie Lam, le pidió que continuara con los golpes al cuerpo, pero Brown fue implacable en su trabajo en el quinto round, evitando que la peleadora local conectara algo limpio.

La pelea continuó desordenada en el sexto, con ambas mujeres enredadas contra las cuerdas, y Brown aparentemente cayendo de manera incómoda sobre su tobillo. Cuando se reincorporaron, decidieron entrar en un intercambio de golpes, algo que Nicolson no había necesitado hacer anteriormente en su carrera.

Brown tuvo más éxito en el séptimo, conectando una buena derecha antes de que Nicolson respondiera con una izquierda. La pelea era mucho más competitiva de lo que Nicolson había anticipado, y en el octavo, la acción continuó igual de cerrada, con Brown marchando hacia adelante en busca de golpes fuertes.

Nicolson tuvo algo de éxito con su jab al inicio del noveno, pero Brown siguió haciendo un buen trabajo interrumpiendo el ritmo de su oponente. Buscando un golpe fuerte que cambiara el impulso de cara al último round, la izquierda de Nicolson le dio la ayuda en los últimos segundos, conectando un golpe impresionante.

Ambas mujeres lo dieron todo en el último asalto, lanzando más golpes que en los nueve anteriores. Nicolson mantuvo sus pies firmes y conectó un par de izquierdas duras, pero Brown no se dejó intimidar, trabajando en el interior y aterrizando derechas en la barbilla.

Tras la campana, ambos entrenadores levantaron a sus peleadoras. Pero fue Brown quien quedó llorando de alegría en el suelo, mientras Nicolson lamentaba su rendimiento pobre.

"Veinte años deseando este momento, mi compostura y presión ganaron esta pelea, ella es muy buena moviéndose, pero mi presión ganó la pelea", dijo la nueva campeona de WBC de 126 libras, Brown.

"Ella estaba sujetando un poco, pero esto es boxeo, siempre habrá algo de agarre", agregó.

Eddie Hearn comentó: "Ella es la campeona, es su noche esta noche, nos encantaría ver si el WBC nos da la oportunidad [de una revancha]."