Antes de emprender su viaje desde Florida hasta Sídney para su primera pelea por un título mundial ante Skye Nicolson el mes pasado, Tiara Brown no solo se preparaba para una pelea, sino también para un vuelo largo y agotador. Y cualquiera que haya hecho ese trayecto desde la costa este de los Estados Unidos sabe que no es precisamente un paseo.

Brown había calculado que intentaría descansar lo más posible y leer un libro camino al combate más importante de su vida. ¿Y qué hizo realmente durante ese maratón aéreo?

“Leí dos libros y me vi todas las de John Wick”, dijo entre risas Brown, claramente en modo guerrera tras aterrizar en Australia con cuatro películas cargadas de acción. Y como el icónico personaje de Keanu Reeves, alias Baba Yaga, Brown también salió con la mano en alto, venciendo a Nicolson por decisión dividida para coronarse campeona mundial pluma del CMB.

Pero la victoria no estuvo exenta de drama, especialmente cuando el anunciador David Diamante leyó la tarjeta del juez Nobuto Ikehara: 96-94 para Nicolson.

“Está bien”, le dijo Brown a su entrenador Ernesto Rodríguez, quien temía perder una decisión cerrada en Australia ante la campeona local. Brown, sin embargo, no mostraba preocupación.

“Estaba llena de confianza”, explicó. “Tuve muchas conversaciones con Dios y medité mucho durante todo el campamento. No tenía dudas. Sabía que esto era para mí. Sabía que habría adversidad. Estaba enfrentando a la campeona, en su país. Sabía que se venía algo difícil, pero también sabía que Dios me había dicho que me mantuviera firme. Y eso fue lo que hice. Me mantuve firme en mi fe”.

96-94 Brown.

97-93 para la ganadora, y la nueva…

“Sentí que todo por lo que he trabajado en mi vida estaba ocurriendo frente a mis ojos”, dijo Brown, ahora con un récord perfecto de 19-0, una ex estrella amateur que luchó durante años para obtener una oportunidad por el título mundial. Cuando el momento llegó, no lo dejó pasar, algo que no todos logran hacer. Y con todo en su contra, peleó a su manera y consiguió el resultado que merecía.

“Creo que he enfrentado tanta adversidad en mi vida, dentro y fuera del ring, que estoy hecha para esto”, afirmó la ex oficial de policía de 36 años. “Sabía que cada piedra debía darse vuelta. Cualquier error mínimo, y no lo conseguiría. Si en algún momento había duda o vacilación, no iba a ganar. Así que, durante todo el campamento, no permití ni un solo momento de duda en mi mente. Cada día decía en voz alta: ‘Y la nueva’. Lo repetía de distintas formas. Nunca permití que mi mente dijera: ‘Y todavía’. Porque una vez que dudas de ti misma, aparece el miedo. Es así. Le tememos a la oscuridad, ¿verdad? Pero encendemos la luz, y no hay nada. Nunca hubo nada. Pero igual tememos”.

Brown, evidentemente, domina la parte física del boxeo, pero fue su fortaleza mental la que la sostuvo durante esos diez asaltos en Sídney. Y aunque fue un combate reñido, se aseguró de hacer un poco más para que no quedaran dudas sobre quién fue la ganadora. Y por una vez, el boxeo hizo justicia. Fue una victoria satisfactoria, seguida de una especie de “gira triunfal”, que incluyó una visita a Las Vegas para participar en la Cumbre Femenina del CMB.

“Estar allí con tantas pioneras del deporte, mujeres a las que admiraba cuando tenía 13 años, significó mucho para mí”, dijo. “Fue el mejor momento de mi vida. He tenido grandes logros, pero ese momento fue increíble. Me sentí como una niña en Disney World”.

También hubo galletas y donas enviadas por miembros de su iglesia, pero al volver a Florida, Brown ya estaba de nuevo en el gimnasio... a los dos días.

“Sí, mi entrenador me gritó bien feo”, dijo entre risas. “Me dijo que me tomara tres semanas de descanso. Pero para mí, es como, ‘¿Tres semanas? ¿Qué voy a hacer?’”

Podría disfrutar de la gloria de haber alcanzado finalmente la cima de su carrera, y el mundo del boxeo la ha abrazado tras años de ignorarla. Eso debe ser muy gratificante. En cuanto a su rivalidad con Nicolson —que se volvió tensa por momentos—, parece que Brown aún no olvida ciertas cosas que se dijeron antes del combate.

“Honestamente, pensé que me iba a dar más pelea, porque durante dos años me menospreció”, contó Brown. “Hablaba mal de mí en redes sociales, en cada podcast que encontraba. Me llamaba vieja, decía que no había hecho nada por el boxeo, que era irrelevante, que nadie hablaba de mí, que era lenta, que tenía un pésimo juego de piernas, que iba a correr en círculos a mi alrededor. Y el día antes de la pelea, dijo que estaba en la mejor forma física de su carrera, que había entrenado más duro que nunca. Me dijo que más me valía llevar mi mejor versión. Que mantuviera la misma intensidad. Y yo le dije: ‘Será mejor que tú también lo hagas, porque yo sí lo haré’. Y simplemente no creo que lo haya hecho. Creo que lo intentó, pero el plan de pelea de mi entrenador, Ernesto Rodríguez, fue impecable. Todo lo que ella hacía bien, nos preparamos seis semanas para neutralizarlo, y lo hicimos”.

¿Habrá revancha? Brown dice que no había cláusula de revancha en el contrato, ya que era la retadora obligatoria de Nicolson. Y aunque puede que esa sea la pelea más rentable en este momento —sobre todo con la otra gran figura de la división, Amanda Serrano (campeona AMB, OMB y The Ring), ocupada con su tercer combate ante Katie Taylor—, la floridana no se muestra demasiado exigente. Ella solo quiere enfrentar a las mejores.

“Estoy en un punto de mi vida donde creo que Skye siente que la necesito, pero para mí, ella fue solo un peldaño más”, declaró Brown. “Siento que Dios planeó mi vida de esta manera. Nunca me regalaron nada. Nunca me facilitaron nada. Enfrentamos a la campeona en su tierra y usamos esa plataforma para mostrarle al mundo lo que puedo hacer. Ahora quiero pelear contra las mejores. Cualquiera que tenga un cinturón. Quiero probarme contra las mejores atletas en general, para demostrar que soy una de las mejores. No digo ‘la mejor’, porque creo que hay ‘mejores’ en cada división, y puede haber varias en una misma categoría. Esa es mi forma de pensar. Pero sí creo que soy una de las mejores peso pluma del mundo, y quiero demostrarlo”.