Muy pocos cuestionaban el talento de
Thomas LaManna, pero su disposición a unir todas las piezas y mantenerse enfocado era algo incuestionable.
En 2020, LaManna (39-5-1, 18 KOs) tocó lo que él consideró fondo: derrotas consecutivas ante Jorge Cota y Brian Mendoza fueron difíciles de asumir, antes de llegar a un nivel aún más bajo al año siguiente. Su presentación ante
Erislandy Lara en mayo de 2021 evidenció lo mal que estaba: la caminata al ring duró más que la pelea, pues cayó por nocaut en el primer asalto.
La reconstrucción fue dolorosa y humillante, pero necesaria. Ahora, con nueve triunfos seguidos, LaManna se siente como un hombre nuevo. El nivel de sus oponentes no ha sido espectacular, pero le permitió mantenerse activo y relevante. Sin embargo, en el boxeo nadie puede pasar largo tiempo sin un verdadero examen de fuego: el próximo fin de semana, el púgil de 33 años se medirá al excampeón
en dos divisiones Jermall Charlo el 31 de mayo en Las Vegas, en un evento televisado por Amazon Prime.
Si esto hubiera ocurrido hace unos años, LaManna habría pasado noches en vela. Pero las cosas son diferentes ahora. No se deja perturbar por lo que podría salir mal. Con todo el trabajo físico y mental que ha hecho, sabe que hay una gran diferencia entre el peleador que fue entonces y el que es hoy.
“Hasta el momento en que enfrenté a Lara, no tenía la confianza que tengo ahora en mí mismo,” comentó LaManna a YSM Sports Media.
Mientras LaManna afinaba su estado mental,
Charlo (33-0, 22 KOs) también luchaba contra sus propios demonios personales. Al igual que LaManna, cree que eso ya quedó atrás.
Una victoria para Charlo lo impulsaría en la dirección correcta, pero una derrota no sería el fin del mundo. En cambio, LaManna sabe que esto es ahora o nunca. Si las cosas no salen como espera, no habrá segundas oportunidades ni palmaditas en la espalda. Una derrota realmente marcaría el final de su camino.
“Sé con certeza que esta es mi última oportunidad, mi última oportunidad de verdad.”