Thomas LaManna pasó meses estudiando videos de
Jermall Charlo. A veces, apenas podía mantener los ojos abiertos durante aquellas grabaciones monótonas, pero sentía que era necesario.
LaManna (39-6-1, 18 KOs) ha enfrentado a numerosos rivales de primer nivel, pero admite que Charlo —junto con Erislandy Lara— está en la cima de esa lista.
Consciente del reto que representaba, se empapó de todo el material posible y entrenó con una intensidad desbordante. Sin embargo, ni los litros de sudor derramados ni las horas dedicadas al análisis fueron suficientes.
Charlo, quien regresaba tras casi dos años fuera del ring, no mostró señales de óxido. Desde el primer campanazo, impuso su dominio.
LaManna cayó en los asaltos tres, cuatro y cinco antes de ser detenido en el sexto.En cuestión de minutos, su racha de nueve victorias consecutivas se evaporó. Ahora, mientras intenta digerir la derrota, reconoce que, a pesar de no haber sido nunca considerado un contendiente legítimo, tiene la experiencia suficiente para medirse con nombres importantes. Aun así, admite que no hubo forma de prepararse para el atributo más especial de Charlo.
“Jermall Charlo tiene uno de los mejores jabs que he visto en mi vida,” dijo LaManna a Tha Boxing Voice. “Ese jab fue de élite.”
Ya fuera peleando a la distancia o tratando de ensuciar la pelea en corto, LaManna no encontró respuestas. El sonido seco de los impactos del jab de Charlo contra su rostro retumbaba en la Michelob Ultra Arena de Las Vegas.
Pero señalar el jab es solo parte del análisis. ¿Fue esa la razón principal por la que perdió? Posiblemente. Sin embargo, desde su punto de vista, lo que más lo desestabilizó no fue solo la pegada del excampeón, sino su enfoque mental y su ejecución técnica, que resultaron indescifrables.
“Su timing y su compostura estaban en otro nivel.”