Si conocieras a Tammara Thibeault por primera vez y no supieras quién es, probablemente te daría la impresión de que se dedica profesionalmente a algún deporte. Con una altura de 6 pies, Thibeault no solo tiene una presencia física imponente, sino también una seguridad en su andar que parece típica de los atletas de alto nivel. Sin embargo, si simplemente hablaras con ella, incluso si adivinaras que es una atleta, probablemente no pensarías que es una boxeadora.

Parte de esto se debe a las ideas preconcebidas sobre lo que los atletas son y no son, y quizás más concretamente, sobre lo que las mujeres pueden y no pueden hacer —una noción que ella está ayudando a derribar con los puños—, pero también se debe a que Thibeault está igual de feliz hablando sobre arquitectura, lingüística y comida a base de plantas que sobre boxeo, y tal vez incluso más.

Thibeault equilibra su vida como estudiante de maestría trilingüe (casi cuadrilingüe) en diseño y planificación urbana en Sheffield, Inglaterra, construyendo sobre su licenciatura en lingüística y sus estudios secundarios en español y mandarín, con su otro trabajo como una de las contendientes de más rápido ascenso en el boxeo femenino.

“Soy realmente una nerd. Honestamente, cuando era niña, era una niña gordita, no practicaba deportes, siempre estaba en la biblioteca. Mis hermanos eran mucho más dotados atléticamente que yo. Te lo digo con toda honestidad, no sé, no tengo ni idea de cómo llegué a esta situación. Ni la menor idea. Si le preguntas a mis padres, ellos ya lo saben. Cuando tenía cuatro años, jugué al fútbol y negaron que fuera su hija en el campo”, dijo Thibeault riéndose. “Trabajé duro, no me malinterpretes, trabajé duro, era terca y quería esto, pero no sé cómo llegué hasta aquí”.

El viernes, tendrá que pellizcarse una vez más. Thibeault será parte del evento de boxeo femenino más grande de la historia, en la cartelera secundaria de Katie Taylor vs Amanda Serrano III, enfrentando a la principal contendiente del peso mediano Mary Casamassa en una pelea de ocho asaltos transmitida por Netflix.

En diciembre, Thibeault firmó con Most Valuable Promotions, de Jake Paul y Nakisa Bidarian, y de inmediato entró en la vía rápida hacia la contienda. La timidez de Thibeault puede deberse simplemente a su arraigado carácter canadiense, ya que creció en Shawinigan, Quebec, porque como campeona mundial amateur en 2022 y dos veces olímpica representando a Canadá, quedó claro desde su debut profesional contra la respetada veterana Natasha Spence que ya pertenecía a la élite de la división de peso mediano.

Tammara, a los cuatro años, quizás no parecía tener el perfil de una futura atleta (a pesar de tener un padre que fue jugador de fútbol americano profesional), y mucho menos de una campeona de boxeo, pero desde hace tiempo ha sido evidente que el éxito a nivel mundial estaba al alcance de su mano en el profesionalismo si ella lo deseaba.

Pero no fue sino hasta hace relativamente poco que lo que se ofrecía en el ámbito profesional llegó a resultarle mínimamente atractivo. Particularmente en la categoría de peso que resulta razonable para Thibeault, para las mujeres del peso mediano en adelante, las opciones rentables en América del Norte eran prácticamente inexistentes, y durante un período de tiempo entre 2017 y 2019, era una pelea contra Claressa Shields o nada.

Durante el punto más alto de su carrera amateur, Thibeault fue bastante abierta sobre su indiferencia, o incluso su oposición directa, a pasarse al profesionalismo, por motivos económicos y motivacionales. Como olímpica con una beca gubernamental, eso le permitía satisfacer sus deseos competitivos enfrentando a las mejores amateurs del mundo y además seguir cómodamente sus pasiones académicas.

“Fue cuando empezó a volverse más interesante para las mujeres,” dijo Thibeault sobre el momento en que su mentalidad comenzó a cambiar respecto al profesionalismo. “Antes de hace cinco años no era tan interesante. Realmente no despegó hasta después de 2020, pero ahora hay más oportunidades y más mujeres están dando el salto. Boxeadoras de calidad están pasando al profesionalismo, y eso es genial porque lo hace más competitivo, y además hay más por ganar. Antes, te convenía más ser amateur con patrocinios o el camino olímpico. Ahora, hay una posibilidad de lograr algo más grande, lo cual es realmente genial.”

Como ocurre con la mayoría de los campeones mundiales amateurs, hay un nivel de oposición que Thibeault puede superar con facilidad desde el principio, incluso mientras adapta su estilo al boxeo profesional. La necesidad de Thibeault de ser desafiada en todos los aspectos de su vida no ha desaparecido solo porque tenga un contrato con MVP, así que ella y su mánager Katia Banel han ido directamente en busca de lo mejor de la división del peso mediano. Casamassa ostenta la posición número 1 en dos de los cuatro principales organismos de sanción, lo que significa que no es para nada descabellado pensar que Thibeault podría estar a una victoria de una pelea por el título unificado, o incluso indiscutido. La única campeona actual de un organismo es Desley Robinson, quien posee los títulos de la FIB y la OMB, mientras que los otros dos permanecen vacantes. Shields sigue siendo la campeona del peso mediano de The Ring, pero actualmente está compitiendo en el peso pesado.

Thibeault ha encontrado un nuevo hogar de entrenamiento en Sheffield, en el Steel City Gym, que también alberga a la gran libra por libra Chantelle Cameron, quien también peleará el viernes ante la canadiense y residente en Quebec, Jessica Camara.

Con su entrenador Samir El-Mais, Thibeault ha estado trabajando en algo que le ha resultado difícil en la vida en general.

“Hacer una cosa a la vez”, dijo. “Se trata de ralentizar las cosas. ... Lanza tu uno-dos, bien, pero hazlo más seguido. Suena raro, pero tiene sentido cuando lo haces. ...

“Me gusta aprender cómo controlar y ralentizar las cosas mientras sigo estando activa; eso me permitirá ser una mejor atleta, crear más oportunidades. ... No tengo que ir a cien millones de kilómetros por hora, esa no es mi fortaleza. Tengo un buen coeficiente intelectual, soy inteligente, así que lo usaré. Algunas personas son muy, muy fuertes, algunas personas son muy rápidas, algunas personas son muy inteligentes. Yo voy a usar eso. Voy a usar lo que Dios me dio.”

Aunque tal vez pueda ralentizar las cosas en el ring y disfrutar los frutos de su esfuerzo, como lo hizo en su brutal victoria por nocaut en el primer asalto ante Sonya Dreiling en su última pelea, enfocarse en una sola cosa a la vez nunca será algo que Thibeault haga, simplemente no está hecha de esa manera.

Aunque, al menos por ahora, ha pausado sus sueños de realizar un doctorado, Thibeault tiene ambiciones que van mucho más allá del ring, pero también unas que pueden verse impulsadas por su éxito sobre el cuadrilátero y su creciente fama.

“Las dos cosas que hago no tienen absolutamente nada que ver. Diseñadora urbana, planificadora de ciudades. Raro en comparación con la atleta que soy,” dijo Thibeault. “Pero realmente me gustaría trabajar en desarrollo sostenible, y sería genial tener mi propia empresa de diseño urbano, mi propio estudio en algún momento. ... El boxeo es mi trabajo, pero bien puedo volverme más inteligente porque no puedes ser atleta para siempre, ¿verdad?

“Soy una chica inteligente. Estaba pensando incluso en hacer trabajo comunitario pro bono después de terminar mi carrera. ... Ser atleta y figura pública es realmente genial, pero creo que para mí, lo más importante es retribuir y hacer algo con esta plataforma que tengo. No tiene sentido que haga todo esto, que logre todo esto y no deje nada, que no deje al mundo mejor de lo que lo encontré.”