Skye Nicolson parece haber llegado al límite con las palabras provocadoras de Tiara Brown mientras ambas se preparan para enfrentarse en Australia este fin de semana.

"Creo que será la victoria más satisfactoria de mi carrera", dice Nicolson a The Ring. "Se siente casi personal".

Este sábado será Australia contra Estados Unidos, cuando Nicolson (12-0, 1 nocaut), campeona del peso pluma del CMB y oriunda de Queensland, defienda su título contra Brown (18-0, 11 nocauts), de Fort Myers, en el Qudos Bank Arena de Sídney, en un evento transmitido en vivo por DAZN.

La preparación para la pelea ha sido tensa, ya que Brown ha lanzado constantes críticas a la carrera de Nicolson. Entre sus quejas, sostiene que Nicolson ha sido "alimentada con cuchara" en un "camino fácil" hasta su título mundial.

La exoficial de policía de Washington D.C. ha sido profesional durante nueve años y, por primera vez en su carrera, peleará por un título mundial contra Nicolson.

Por otro lado, Nicolson ha peleado en siete países distintos en solo 12 combates y se convirtió en campeona mundial en su décima pelea contra Sarah Mahfoud.

Por lo tanto, es fácil entender la frustración de Brown. "Fui amateur durante 15 años", señala Nicolson. "Competí alrededor del mundo [como amateur], viajé por el mundo para conseguir todas esas peleas. Me mudé al otro lado del mundo [para hacerme profesional]".

"Creo que ella misma se ha convencido de esta narrativa de que ha tenido que hacerlo por el camino difícil", añade Nicolson. "No creo que se puedan comparar mis oponentes con los suyos en el profesionalismo. Lo siento, pero su historial es una broma".

"Creo que se llevará una desagradable sorpresa cuando lleguemos al segundo o tercer asalto y no pueda golpearme, y yo le sonría como lo he hecho con todas mis rivales. Va a ser seriamente humillada".

Nicolson no ha necesitado recurrir a palabras como estas en ninguna de sus peleas anteriores. Su carrera profesional ha transcurrido sin problemas y su esquina apenas ha tenido que usar el enswell en sus combates; ha recibido tan pocos golpes.

Pero la australiana de 29 años deja claro que ha enfrentado adversidades antes. Quienes han seguido su carrera sabrán que perdió en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en una decisión dividida 3:2 ante Karriss Artingstall, ahora parte de Boxxer y promovida por Sky Sports.

Tras esa derrota, Nicolson rompió en llanto en la televisión nacional. Un reportero australiano le preguntó después de la pelea si podía sentirse orgullosa de ser la boxeadora más exitosa en la historia de su país. "No significa nada para mí", respondió.

"No me arrepiento de haber dicho eso en absoluto", afirma. "Sabía lo que era capaz de lograr en ese torneo. Estaba enfocada en el oro y estuve muy cerca. Era como si lo tuviera justo delante de mí".

"Sabía que si esa decisión hubiera sido a mi favor en una pelea que pudo haber ido para cualquier lado, habría ganado la medalla de oro. La rival a la que habría enfrentado en la semifinal, estoy 100% segura de que le habría ganado, y ella terminó llevándose el oro".

"Pero ¿sabes qué? He tenido muchos momentos como ese en mi trayectoria en el boxeo, donde me quedé fuera de equipos nacionales. No clasifiqué para los primeros Juegos de la Commonwealth a los que intenté ir. No clasifiqué para los primeros Juegos Olímpicos a los que intenté ir. Y todas esas experiencias me convirtieron en la peleadora y atleta que soy hoy".

Nicolson proviene de una familia con raíces en el boxeo, aunque no creció con la expectativa de dedicarse a este deporte.

Sus dos hermanos mayores, Jamie y Gavin, a quienes nunca llegó a conocer, fallecieron en un accidente automovilístico en 1994, un año antes de que ella naciera, mientras se dirigían a un entrenamiento de boxeo. Jamie era un amateur prometedor y compitió en los Juegos de Barcelona 1992, después de ganar oro en los Mundiales y en los Juegos de la Commonwealth en Moscú y Auckland en 1989 y 1990, respectivamente.

Los padres de Nicolson, Allan y Pat, permanecieron vinculados al boxeo y sintieron alivio cuando nació Skye, ya que no habría presión sobre ella para seguir los pasos de sus hermanos.

A pesar de su falta de interés inicial en el boxeo, Nicolson escaló rápidamente en el deporte después de ponerse un par de guantes por primera vez. "Era una niña bastante femenina, y todavía lo soy", dice. "Solía patinar en la parte trasera del gimnasio mientras se llevaban a cabo los entrenamientos de boxeo".

"Estoy bastante segura de que había algunos chicos lindos de mi edad entrenando en nuestro gimnasio local. Honestamente, creo que esa fue la razón principal [por la que empecé]".

"Pensé: 'Estoy a la altura con ellos'. Estoy esparreando con los chicos. Si ellos pueden hacerlo, yo también. Desde ese momento, sinceramente, nunca miré atrás".

Ahora, establecida en Londres y entrenando en Ibox Gym con Eddie Lam, Nicolson ha encontrado un segundo hogar con la familia de su entrenador.

Se encuentra a casi 16,000 kilómetros de Queensland. Los viajes a casa deben planificarse con antelación y, como resultado, ha tenido que sacrificar las Navidades en Australia. "He pasado un par de Navidades con la familia Lam", dice.

"Honestamente, soy como su hija adulta adoptada, lo cual es genial. Tienen un hijo y una hija en sus 20 años, y ahora soy parte de su familia. Todo funciona perfectamente".

Nicolson ahora tiene la mira puesta en convertirse en campeona unificada, indiscutida y de múltiples divisiones. "Quiero estar en peleas de gran impacto", agrega. Amanda Serrano siempre ha sido un objetivo para Nicolson. Aún está por verse cuánto más tiempo decidirá seguir peleando la puertorriqueña después de su trilogía con Katie Taylor el 11 de julio.

Cualquiera que sea el futuro de Nicolson, está claro que lo afrontará con la misma determinación con la que ha recorrido su carrera desde que se subió al ring por primera vez a los 12 años.

Si logra vencer a Brown como dice que lo hará, se le abrirán aún más oportunidades. Aún no ha peleado en Londres, y un enfrentamiento contra Ellie Scotney en la capital británica le interesa. Incluso podría subir a las 130 libras para desafiar a su amiga, la campeona indiscutida Alycia Baumgardner.

Por ahora, Nicolson está feliz de seguir avanzando, confiada en que todo se acomodará en su camino.

"Solo estoy caminando por el sendero que ya estaba escrito para mí", dice. "Siento que esto siempre fue lo que iba a pasar y lo que estaba destinado para mí. Y no puedo esperar a que continúe".