El mundo del boxeo amaneció de luto este domingo tras conocerse la muerte del excampeón mundial
Ricky Hatton, a los 46 años.
La leyenda británica fue hallada sin vida en su hogar en Hyde, Greater Manchester, en la madrugada del domingo. Las autoridades confirmaron que su fallecimiento no está siendo tratado como sospechoso.
La noticia sacudió al deporte, dada la enorme popularidad del “Hitman”, tan querido por sus seguidores que solían viajar por miles para verlo pelear.
Su carrera, considerada una de las más grandes en la historia del boxeo británico, quedó grabada para siempre. Hatton anunció su retiro en una emotiva conferencia de prensa en el Manchester Arena la madrugada del 25 de noviembre de 2012, tras su derrota por nocaut técnico ante Vyacheslav Senchenko, cerrando con un récord profesional de 45-3, 32 KOs.
Nacido en Stockport, Inglaterra, el 6 de octubre de 1978, Hatton creció en un pub de Hattersley. Pronto probó suerte en el boxeo, y aunque su etapa amateur fue breve, atrajo gran atención por su poder demoledor. Se hizo profesional a los 18 años bajo la promoción de Frank Warren, con quien ascendió meteóricamente hasta protagonizar una de las mayores gestas del boxeo británico.
Con marca de 38-0, enfrentó al legendario ruso-australiano Kostya Tszyu en el M.E.N. Arena de Manchester el 4 de junio de 2005. Tszyu era considerado por muchos el mejor libra por libra, pero Hatton lo quebró y lo obligó a abandonar en el descanso entre el 11º y 12º asalto. Fue la noche más grande de su carrera.
En su apogeo, Hatton dominaba el peso superligero con feroces golpes al cuerpo, perfeccionados junto a su entrenador y amigo Billy Graham. Tras vencer a Tszyu y conquistar los títulos de The Ring e IBF, unificó inmediatamente al noquear a Carlos Maussa en nueve rounds en Sheffield, lo que le abrió las puertas al peso wélter y a superpeleas contra
Floyd Mayweather y
Manny Pacquiao.
Primero derrotó a Luis Collazo en Boston, y luego inició sus cinco noches legendarias en Las Vegas. El 20 de enero de 2007 superó a Juan Urango en el Paris Hotel y meses después noqueó al gran José Luis Castillo en el Thomas & Mack Center.
El fervor de sus seguidores alcanzó niveles históricos: cuando enfrentó a Mayweather en el MGM Grand Garden Arena, más de 30,000 británicos viajaron hasta Nevada en plena recesión económica para apoyarlo. Esa noche perdió por nocaut en el décimo asalto, pero no quedó deshonrado frente a uno de los mejores wélter de la historia. Su incomparable conexión con la afición quedó sellada para siempre: cada fanático tenía una historia personal con Ricky Hatton.
Aunque le costó digerir la derrota, volvió con triunfos sobre Juan Lazcano y Paulie Malignaggi antes de enfrentar a Pacquiao nuevamente en el MGM. Fue derribado dos veces en el primer round y noqueado al final del segundo, una derrota que le dejó profundas cicatrices emocionales.
Más de tres años después regresó a Manchester para enfrentar a Senchenko. Lideraba en las tres tarjetas cuando, al final del noveno asalto, un gancho al cuerpo —su golpe característico— puso fin a la pelea.
En la conferencia posterior, se despidió entre lágrimas y risas, agradeciendo a cada periodista presente por haber acompañado su carrera de 15 años. Fue un adiós puro estilo Hatton.
Ricky deja tres hijos: su hijo Campbell y sus hijas Fearne y Millie. Nuestras más sentidas condolencias a ellos, a toda su familia y amigos.
El boxeo británico nunca volverá a ser el mismo.