Cuando no está peleando, Jaron "Boots" Ennis suele estar haciendo una de dos cosas: perfeccionando su técnica junto a su padre o lanzando desafíos a peleadores de élite.
Durante mucho tiempo, los nombres grandes del boxeo simplemente lo ignoraron. Sin embargo, antes de que Eimantas Stanionis respondiera al llamado, fue Vergil Ortiz quien levantó la mano con entusiasmo y le dijo a Ennis que estaba listo para enfrentarlo.
Ortiz, de 27 años, ya no pelea en la misma división que Ennis (34-0, 30 KOs), pero todo indicaba que había un acuerdo preliminar sobre la mesa. Mientras Ortiz estaba dispuesto, Ennis no quiso abandonar la categoría wélter sin antes terminar lo que empezó. Su sueño sigue siendo convertirse en campeón indiscutido. Subir ahora para enfrentar a Ortiz lo alejaría de ese objetivo.
Aunque su razonamiento puede parecer lógico para algunos, Oscar De La Hoya —promotor de Ortiz— no se lo cree. Desde su perspectiva, Ennis solo puso excusas y se echó atrás.
“Lo llamamos, teníamos una pelea acordada y luego se retractaron,” dijo De La Hoya ante un grupo de reporteros.
Ya conocen el dicho: el espectáculo debe continuar.
Tras el colapso de las negociaciones, Ortiz (23-0, 21 KOs) consiguió lo que muchos consideran la victoria más significativa de su carrera: una reñida decisión sobre el ex campeón Israil Madrimov.
Por su parte, Ennis ahora está a dos cinturones de completar el rompecabezas del campeonato indiscutido. Si lo logra —o si los demás campeones se rehúsan a enfrentarlo— dejará sus títulos y subirá de división, justo al territorio de Ortiz.
Aun así, aunque Ennis eventualmente decida cambiar de categoría, De La Hoya no está conteniendo el aliento esperando que finalmente se enfrenten.
“Todos sabemos que Boots no quiere pelear con Vergil.”