LONDRES, Inglaterra — Oleksandr Usyk cumplió su promesa de convertirse en triple campeón indiscutido al aplastar a Daniel Dubois en Wembley — y hubo un cierto toque de ironía en que terminara el trabajo en el quinto asalto.

El ucraniano, clasificado como el número 1 libra por libra por la revista The Ring, puso en juego sus cinturones de The Ring, AMB, OMB y CMB ante Dubois, en un intento por recuperar el título de la FIB que nunca perdió.

Y, a sus 38 años y en lo que él insiste que será la penúltima pelea de una carrera histórica, Usyk ofreció quizás su actuación más deslumbrante como peso pesado ante casi 100,000 personas en el estadio nacional de Inglaterra.

Fue una clase magistral de contraataque ante Dubois, a quien ya había vencido hace 23 meses. En la previa, se hablaba de que Dubois había crecido desde aquella noche, sumando victorias sobre Jarrell Miller, Filip Hrgovic y Anthony Joshua, y que estaba listo para sorprender a un Usyk en declive.

Pero Usyk ya había vencido dos veces a Tyson Fury desde que derrotó a Dubois y, lejos de estar en declive, lució mejor que nunca como peso pesado.

Aquella primera victoria en Wroclaw, que llegó en el noveno asalto cuando un Dubois exhausto fue detenido tras un jab, estuvo envuelta en controversia por un episodio en el quinto asalto. Dubois derribó a Usyk con un golpe en la línea del cinturón que el árbitro Luis Pabón consideró ilegal. Usyk recibió tiempo para recuperarse y el resto es historia.

Para que el gran campeón ucraniano cerrara este capítulo con una victoria por nocaut concluyente, gracias a un impresionante gancho de izquierda en el quinto asalto, fue el punto final perfecto —si es que hacía falta— a su historia con Daniel Dubois. Ahora es dos veces campeón indiscutido de los pesos pesados, sumando este logro al que consiguió como crucero.

“38 es una edad joven,” dijo Usyk (24-0, 15 nocauts) después del combate. “Recuerden. Los 38 apenas son el comienzo.”

El cielo gris pizarra y la lluvia incesante que cubrió Wembley gran parte del sábado dieron paso a una noche despejada en la capital, y los fanáticos llenaron el estadio con anticipación para presenciar la primera pelea por los cuatro cinturones del peso pesado en suelo británico. También querían ver si Dubois podía lograr tal vez la victoria local más significativa desde que Randolph Turpin venció a Sugar Ray Robinson en Earls Court, Londres, en 1951.

Pero pronto quedó claro que Usyk no había perdido un paso, lanzando un jab firme a través de la guardia de Dubois a los 10 segundos de sonar la campana inicial. Fue un golpe que parecía imposible de fallar, conectando una y otra vez al agresivo Dubois.

Sin embargo, no fue un dominio unilateral: Dubois también conectó con fuertes derechazos, e incluso arrinconó a Usyk en una esquina antes de que terminara el asalto.

Pero el ucraniano, alentado por una parte ruidosa del público en Wembley, no permitió que Dubois se saliera con la suya al avanzar sin recibir respuesta. Con 13 segundos restantes del segundo asalto, esquivó y respondió con una potente izquierda que claramente sintió Dubois.

Dubois salió al ataque en el tercer asalto, pero la historia fue similar: Usyk mantuvo la calma, moviendo bien la cabeza y los pies, contragolpeando con precisión cada vez que Dubois intentaba acercarse. Dubois ha demostrado tener una buena mandíbula en los últimos años, y aunque parecía resistir los golpes, claramente cada vez lanzaba menos. También se lo veía visiblemente fatigado.