Martin Bakole se sentía como un hombre imbatible. Después de hacer que pareciera increíblemente fácil contra Jared Anderson en 2024, Bakole intentó derrotar a otro gran nombre.
Aunque no se le dio tiempo para prepararse, Bakole subió al ring el pasado fin de semana con solo 48 horas de aviso.
Por alguna razón, la confianza de Bakole estaba por las nubes. Creía que, a pesar de la ausencia de un campo de entrenamiento, tenía más que suficiente energía para lograr la victoria.
En el asalto inicial, ambos combatieron en términos bastante parejos. Sin embargo, en el segundo, un fuerte derechazo en la parte superior de la cabeza de Bakole lo dejó tambaleante. Cuando el gigante cayó a la lona, logró arrastrarse de nuevo hasta ponerse de pie. Finalmente, su esquina detuvo la pelea. Aunque estaba decepcionado, Bakole no guarda rencor. Dicho esto, cree que podría haber continuado si le hubieran dado la oportunidad.
"En el momento en que Parker caminó hacia mí, iba a recuperarme", explicó Bakole a Seconds Out. "Iba a intentar sujetarlo. Solo quedaban 14 segundos".
Incluso si Bakole hubiera logrado resistir hasta el final del asalto, admitió que no estaba en la mejor forma. Su insistencia en aceptar la pelea con tan poca antelación se debió a un beneficio económico y a la posible oportunidad de disputar un título mundial.
Vencer a Parker habría significado que Bakole se haría con el título interino de la WBO, colocándose como retador obligatorio del actual campeón unificado, Oleksandr Usyk.
En términos generales, Bakole sigue en la contienda. Está altamente clasificado en la mayoría de los organismos de boxeo y debería enfrentarse a Efe Ajagba más adelante este año. Por ahora, mantiene la vista en su objetivo, pero no puede evitar preguntarse cómo habría sido el desenlace si su esquina no hubiera tirado la toalla.
"Iba a recuperarme y volver a la pelea".