LONDRES, Inglaterra –
Lawrence Okolie consiguió su victoria más significativa como peso pesado sin demasiados problemas, pero esta no fue una actuación que haya infundido demasiado miedo entre los principales nombres de la división.
Después de 10 asaltos con poca acción ante
Kevin Lerena, el púgil oriundo de Hackney, al este de Londres, se impuso con puntuaciones de 100-90 en dos tarjetas y 99-91 en la otra. La victoria lo deja con un récord de 22-1, 16 nocauts, y aún firmemente dentro del competitivo grupo de pesos pesados de Queensberry.
Esas puntuaciones tan desiguales contaron la historia de esta pelea, en la que las ventajas físicas de Okolie fueron simplemente demasiado para que Lerena pudiera superarlas. Pero esta victoria cómoda no fue digna de los mejores momentos destacados.
Okolie había debutado como peso pesado en diciembre, noqueando en el primer asalto al entonces solo una vez derrotado pero claramente superado Hussein Muhamed en el Wembley Arena. Siete meses después, con un par de libras más y ahora al otro lado de la calle, en el estadio de Wembley, Okolie se enfrentaba a su verdadera prueba de fuego en los pesos pesados.
Lerena, zurdo, y también ex campeón en crucero y bridgerweight, llegó con antecedentes peligrosos: una vez derribó a Daniel Dubois tres veces en el primer asalto antes de ser detenido, y estuvo cerca de noquear a Justis Huni cuando se enfrentaron en Riad el año pasado.
Okolie, ya clasificado número 1 por el CMB, tenía previsto enfrentarse a Richard Riakporhe en abril, pero se retiró por lesión. Esta vez llegó en forma y listo, como respaldo principal del duelo entre
Oleksandr Usyk y Daniel Dubois II.Con importantes ventajas en altura y alcance, además de cargar con 30 libras más de peso, Okolie no parecía estar enfrentando a un rival de la misma división. Pasó gran parte del primer asalto manteniendo a Lerena a distancia media y larga con su jab, que dirigía a la cabeza y al cuerpo.
Teniendo en cuenta que ahora pesa 60 libras más que durante su reinado como campeón mundial crucero de la OMB, Okolie se movía bien sobre las puntas de los pies. Lerena, por su parte, intentaba acortar distancias y encontrar el momento para contraatacar, especialmente con su izquierda en gancho por arriba.
Pero esta no fue una pelea cargada de acción, y muy a menudo los uno-dos largos y rectos de Okolie chocaban contra la defensa cerrada de Lerena. Aun así, impidió que el sudafricano pudiera establecerse para lanzar ataques con verdadero peligro. Hacia el final del cuarto asalto, Lerena tuvo algo de éxito en la corta distancia, lo cual dio algo en qué pensar al británico.
El sexto fue completamente de Okolie, quien dirigía la mayoría de sus ataques con la derecha al estómago de Lerena, aunque recibió un gancho de izquierda potente casi al final del asalto. No fue suficiente para que Lerena se lo llevara, pero sí mostró un atisbo de ambición.
Si el combate de respaldo principal se supone que debe actuar como aperitivo para el evento estelar y animar al público antes de la gran pelea, este no cumplió con ese cometido. Para cuando llegó el octavo asalto, Wembley estaba casi lleno, pero la pelea trabada en el centro del ring había dejado al ambiente algo apagado.
Las cosas no mejoraron en el noveno, y en un momento incluso pareció que Okolie miraba a la pantalla gigante para ver cuánto tiempo faltaba mientras se abrazaban en un clinch. Luego, en el décimo, Lerena señaló al suelo en una clara invitación para que Okolie se plantara e intercambiara golpes. No lo hizo, pero ya había hecho más que suficiente a ojos de los jueces para llevarse una victoria amplia.