Lamont Roach sabe cuál es su posición en el boxeo. También sabe cómo desempeñarla bien.

Prácticamente todos los que se ponen frente a Gervonta Davis deben jugar un papel secundario. El joven de 30 años es una estrella libra por libra y una de las caras más reconocibles en el deporte. Desde besar bebés hasta firmar autógrafos, el dominio de Davis sobre la fama no pierde su fuerza.

Roach, por más bueno que sea, sabe que el 1 de enero en el Barclays Center, todos estarán coreando el nombre de Davis y, muy probablemente, abucheando el suyo. El de 29 años está perfectamente bien con que Davis tenga una base de fanáticos anormalmente grande. También está bien con que la mayoría de los reflectores se pongan sobre el nativo de Baltimore. Fuera de su entrenamiento, hay solo una cosa en la que Roach está enfocado.

"Es más bien su espectáculo," admitió Roach en un episodio de Gloves Off: Tank vs Roach. "Yo soy el villano. Definitivamente estoy aquí para ser un malvado de verdad."

La confianza de Roach se nota, pero el mundo de las apuestas y el consenso entre los principales nombres del boxeo es que Davis está varios niveles por encima de él. Sin embargo, la autoconfianza de Roach lo ha llevado increíblemente lejos en el deporte. Después de perder contra Jamel Herring hace varios años, recientemente ganó su primer título mundial contra Hector Luis García. También defendió dicho título contra Feargal McCrory.

Davis, por otro lado, también ha estado ocupado. Lo que más le consume tiempo son sus duros campamentos de entrenamiento que dan como resultado victorias por nocaut que gustan a los fanáticos. Frank Martin fue su última víctima. También se mostró confiado y prometió la victoria, al igual que Roach y los que lo precedieron, solo para quedar lamentablemente corto.

Si quieres mantenerte en el buen lado de Roach, no menciones a los rivales pasados con los que Davis se ha enfrentado. Desde su punto de vista, ninguno ha ofrecido lo que él traerá a la mesa. Su conjunto único de habilidades, junto con lo que incluso Davis describió como un poder "astuto", le dará los resultados que tanto necesita.

"Voy a darle una golpiza."