Ramla Ali cometió el pecado capital de toda promesa invicta hace dos años.
Perdió.
Tras su derrota por nocaut en el octavo asalto ante Julissa Alejandra Guzmán en junio de 2023, las redes sociales se llenaron de comentarios desde la “tribuna barata”, con muchos diciendo “te lo dije” sobre una ex olímpica que, en la previa, era considerada lo mejor desde la pizza.
Ya no era “la próxima gran estrella”.
La mayoría en su situación habría atribuido la caída a una mala noche, sumado unas cuantas victorias fáciles y dejado atrás esa mancha en el historial. Pero la nacida en Mogadiscio pidió —y obtuvo— una revancha inmediata con
Guzmán, para horror de muchos en el negocio del boxeo.
“Había un montón de managers y gente del entorno enviando mensajes a Richard (Moore), mi esposo y manager,” contó Ali a The Ring. “Decidí apagar mis redes sociales; se habían convertido en un lugar tóxico. Pero estaban escribiéndole a Richard diciendo: ‘Dile a Ramla que no lo haga. Que tome una pelea fácil’.
“Pero yo no soy así. Si conoces la vida que he tenido y todo lo que me ha costado llegar a donde estoy, sabrías que no busco lo fácil. Me gustan los retos, me gusta lo difícil. Por eso dije desde el inicio: ‘Tenemos que volver a hacer esta pelea’. No es que no sepa perder, pero sinceramente creo que soy mejor boxeadora”.
Menos de cinco meses después,
Ali lo demostró ganando por decisión unánime en diez asaltos.
“En la conferencia de prensa, ella (Guzmán) dijo: ‘Todo lo que Ramla va a hacer es correr’,” recordó Ali. “¿Y sabes qué hice? Me planté en el centro del ring con ella, boxeé sin retroceder, sin correr, sólo para probar que soy mejor boxeadora. Y eso la silenció. Estoy feliz de haberlo hecho y de haber demostrado que muchos estaban equivocados”.
Gracias a esa victoria, Ali (9-2, 2 KOs) se posicionó para disputar el cinturón supergallo del CMB ante
Yamileth Mercado en junio de 2024. Perdió por decisión unánime ante la mexicana, pero con 35 años demostró que pertenece a ese nivel que todos le atribuían antes de caer ante Guzmán. Este viernes por la noche volverá al ring sin desánimo para enfrentar a la brasileña
Lila Furtado (11-2, 2 KOs)
en la cartelera de Katie Taylor vs. Amanda Serrano III, en un escenario ya conocido en Nueva York.“Honestamente, me encanta pelear en Nueva York,” dijo Ali, quien tiene marca de 2-0 en el Teatro del Madison Square Garden. “Aquí todo es muy neutral. El arbitraje, los jueces, incluso el público. La gente simplemente disfruta ver buen boxeo. Y todos te animan. Me encanta eso”.
Y si la historia sirve de guía, el público suele animar aún más cuando se trata de Ali, coreando su apellido durante sus triunfos sobre Isela Vera (2021) y Avril Mathie (2023).
Ali se ríe y le da crédito a su hermana por esa atmósfera. Ella estará presente esta semana en el Garden liderando las ovaciones en la primera aparición de Ramla bajo el sello de Most Valuable Promotions.
La promotora —la “nueva” en el bloque— ha hecho una apuesta fuerte por el boxeo femenino. Con más y más peleadoras de élite uniéndose a sus filas, firmar con ellos fue una decisión lógica para Ali, aunque no habla todavía de una nueva fecha para buscar el título mundial.
“Honestamente, no tengo una,” dijo. “Intenté el año pasado y no funcionó. No quiero gafar nada. Obviamente sigue siendo el objetivo final, pero si pasa, pasa.
“Sinceramente, creo que gané esa pelea contra Mercado. Simplemente tuve la mala suerte de pelear contra una mexicana en un estado de mayoría mexicana. Fue en Arizona, y no puedes competir contra 10,000 fanáticos mexicanos.
“Y por más que mi hermana gritaba, no fue suficiente. Entonces sí, ¿cuál es el objetivo de todo boxeador? Quieren títulos, gloria, reconocimiento. Sería tonta si dijera que no quiero eso. Pero después de un año fuera, estoy emocionada por volver al ring y tomarlo paso a paso”.
Es una posición envidiable para cualquier púgil, aunque pocos la disfrutan. Seamos sinceros: la mayoría lo hace por necesidad. Ali no. Y eso quizá la hace más peligrosa: porque ella quiere hacerlo.
“Muchas personas tienen problemas para retirarse porque el boxeo es toda su vida,” explicó. “El día que se retiran, pierden su rutina, su propósito diario.
“Yo tengo muchas otras avenidas: tengo el proyecto sin fines de lucro The Sisters Club, Richard y yo tenemos una productora, vamos a filmar nuestro primer cortometraje este verano, escribimos juntos un guión de largometraje. También modelo, doy charlas públicas, soy embajadora de marcas... así que si mañana el boxeo terminara, no sería el fin del mundo”.
Pero el boxeo no se termina mañana para Ramla Ali. De hecho, puede que recién esté empezando. Porque, aunque tenga muchos caminos fuera del ring, cuando se pone los guantes y cruza las cuerdas, eso es solo para ella.
“Toda mi vida he tenido que esconder mi amor por el boxeo de mi familia y de los más cercanos,” confesó. “Iba a competir y nunca tenía a nadie acompañándome, porque era un secreto. Y cada vez que tenía un problema con mi mamá o mi papá, pensaba: ‘Esto tiene que valer la pena’.
“Todos esos años de discusiones con mi madre, de hacerla llorar porque me pedía que dejara de boxear y no lo hice... eso tiene que significar algo.
“Y creo que por eso sigo. Lo amo tanto. Cuando sufría bullying de adolescente, era lo único que me daba consuelo. Era el único lugar al que podía escapar cuando estaba triste. Lo único que me hacía feliz. Siempre digo: voy a seguir boxeando hasta el día que ya no me haga feliz”.