Kurt Walker no ha sido el no favorito en muchas ocasiones a lo largo de su carrera boxística.
El peso pluma irlandés fue una estrella del boxeo amateur cuyo nombre bastaba para conseguir pases automáticos en los torneos.
Walker ganó medallas en múltiples campeonatos internacionales de alto nivel y representó a Irlanda en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, antes de colgar la camiseta y pasarse al profesionalismo.
Este fin de semana, Walker (12-0, 2 KOs) subirá al ring como underdog por primera vez como profesional, cuando se enfrente a Liam Davies (16-1, 8 KOs), ex campeón británico, europeo e IBO del peso supergallo, en el Nottingham Arena.
Aunque no está acostumbrado a ese rol, ser el no favorito siempre ha sacado lo mejor de Walker.
“Cuando me tocó en el boxeo amateur, solía ganar, así que me gustaba esa sensación”, dijo el púgil de 30 años a The Ring.
“En los Juegos Olímpicos y el Campeonato Europeo, probablemente también era el menos favorito para ganar o incluso para llegar tan lejos, pero ocurrió… y por eso me gusta ahora.”
Si se basara únicamente en la experiencia amateur, Walker arrancaría como amplio favorito frente a Davies, quien forjó su camino desde los escenarios más humildes del circuito profesional.
Sin embargo, para un amateur de élite, no siempre es fácil encontrar el ritmo como profesional.
Después de años enfrentándose a rivales que buscan cualquier recurso para ganarles, de pronto deben vérselas con veteranos endurecidos que solo quieren sobrevivir a la distancia y llegar sanos al próximo combate.
Walker ya superó esa frustrante etapa, y la primera señal de progreso real llegó en marzo de 2024, cuando desmanteló en siete asaltos al respetado James Beech.
Tras un parón de un año, volvió a la acción este mismo año con la actuación más completa de su carrera: dominó a Lyon Woodstock en 10 asaltos, superándolo tanto boxísticamente como en el terreno físico.
A medida que ha aumentado el nivel de sus oponentes, también lo ha hecho el rendimiento de Walker.
“Durante un tiempo, se espera que ganes. Aunque estés peleando contra journeymen en tus primeras 10 peleas, hay presión, porque cualquier cosa puede pasar”, explicó.
“Y ellos saben cómo hacer que no luzcas bien, lo que lo hace difícil. Pero es bueno para tu desarrollo, porque aprendes algo en cada pelea. Es necesario pasar por eso.”
“Con Lyon, no tuve mucho tiempo para prepararme. Seis semanas después de Navidad no es mucho, pero yo quería esa pelea. Era en Belfast, no iba a rechazarla.
Peleé con un estilo completamente diferente al mío, solo para hacerlo un poco más emocionante. Podría haber boxeado los 10 asaltos y volverlo aburrido, pero no quise.
Como vengo del boxeo amateur, la gente solo me ve como un boxeador técnico. Pero puedo fajarme. Soy fuerte, tengo fondo físico y sé pelear duro.
Lo hice más por el espectáculo… pero lo disfruté, de verdad lo disfruté.”
Woodstock, agresivo y tenaz, es el tipo de peleador que puede obligar hasta al más técnico a quedarse en el intercambio.
Que Walker aceptara ese reto es una señal clara de que empieza a creerse capaz de destacar como profesional.
Esa confianza no surge de una sola actuación. Walker seguramente debutó como profesional con total fe en su capacidad técnica, pero incluso los mejores amateurs deben ganarse el derecho a aplicar sus habilidades.
Estudiando a boxeadores como Josh Kelly, Harlem Eubank y David Adeleye, y enfrentando rivales más exigentes, Walker ha descubierto qué se necesita para traducir su éxito amateur al ámbito profesional.
“El cambio de mentalidad es real, pero creo que lo que más me ayudó fue el gimnasio en el que estoy”, explicó.
“El New Era Boxing Gym es enorme. Hay gente con experiencia, que ha conseguido cosas. Los campamentos que hacemos, especialmente cuando tienes peleas grandes…
Todo eso me ha ayudado muchísimo. Entreno de una manera que nunca pensé que lo haría.”
“Estoy tomándome esta pelea muy en serio, incluso con la nutrición. He subido el nivel. Después de Woodstock me tomé una semana libre y volví enseguida. Nunca había hecho eso antes. Estaré en la mejor forma de mi vida.”
Y la necesitará.
Davies arrasó en la escena británica del peso supergallo y un nocaut demoledor en el segundo asalto ante el sólido mexicano Erik Robles Ayala lo puso al borde del nivel mundial.
Sin embargo, en noviembre pasado, Shabaz Masoud, con su rapidez de pies y su inteligencia boxística, detuvo en seco esa racha ascendente.
Walker descubrirá si el bajo rendimiento de Davies se debió al sacrificio extremo de dar el peso (122 libras en un cuerpo tan alto y anguloso), o si simplemente llegó a su techo.
El combate de este fin de semana es una prueba de fuego para ambos.
Davies puede golpear, pero debe demostrar que puede cazar y controlar a un estilista.
Walker puede boxear, pero tiene que demostrar que tiene la dureza para aplicar sus habilidades ante un golpeador decidido.
“Creo que es un buen boxeador. Obviamente, tiene pegada”, dijo Walker sobre Davies.
“Creo que con Masoud se dejó llevar demasiado por lo emocional. Masoud es un boxeador brillante. Puede hacerte parecer tonto de cualquier manera. Lo valoro mucho, me parece muy bueno, tiene mucha clase… pero yo no soy Masoud.”
“La gente quizá piensa que boxeo parecido a él, pero soy un peleador completamente diferente.
Me estoy tomando esta pelea muy en serio. Como dije, probablemente soy el no favorito —y eso me gusta— pero creo que este es mi momento para brillar.