En un deporte donde los peleadores normalmente fruncen el ceño, están molestos, acrimoniosos y directamente enfadados, Keith Thurman, en su mayoría, es uno de los más felices.

Sin embargo, su actitud optimista está siendo puesta a prueba. Con el de 36 años preparado para regresar al ring contra Brock Jarvis este miércoles, se ha sentado y escuchado lo que su oponente ha dicho sobre él.

A los 27 años y en su mejor momento físico, Jarvis (22-1, 20 KOs) ha señalado su reloj y le ha dicho repetidamente a Thurman que su tiempo se ha acabado. En parte, Thurman tiene que mirarse al espejo. No ha podido mantenerse saludable durante largos períodos, lo que ha resultado en solo dos peleas en los últimos seis años.

El "trash talk" no suele molestarle a Thurman, pero escuchar a Jarvis lo ha puesto furioso. Desde su punto de vista, Jarvis no tiene derecho ni credenciales para cuestionarlo.

“Ya estoy realmente cansado de esa expresión arrogante en su cara,” dijo Thurman a un grupo de reporteros. “Él cree que ha hecho algo. No me importa cuánto tiempo haya estado fuera del deporte, él nunca ha tocado uno de mis logros en el boxeo.”

Esos títulos a los que Thurman (30-1, 22 KOs) alude podrían necesitar un buen repaso. Ha pasado casi una década desde que el ex campeón unificado fue titular oficial. En la mente de muchos, Thurman no está cerca de ser el peleador que alguna vez fue. Por supuesto, él no está de acuerdo con esa evaluación, pero juguemos al abogado del diablo por un segundo.

Si Thurman realmente ha terminado, entonces Jarvis debería ser una amenaza real. Sin embargo, incluso si ha perdido uno o dos pasos, o incluso tres, Thurman se niega a dejar que otro "L" se añada a su récord a manos de Jarvis.

"Al final del día, esto es boxeo," continuó Thurman. "Él tendrá que mostrarme lo que realmente trae al ring. Yo voy a mostrar mis habilidades de clase mundial."