Katsunari Takayama será recordado como un boxeador que conquistó cinco títulos mundiales en la división más ligera del boxeo, pero también como alguien que desafió al sistema establecido en Japón.

Takayama nació en Osaka, Japón, el 12 de mayo de 1983, y sus primeros años fueron similares a los de cualquier niño que crece en el país.

“Era un niño tranquilo y me gustaban los dulces, así que estaba un poco gordito en la primaria”, le dijo Takayama a The Ring a través de Ryohei Maio. “Jugué rugby en la secundaria; mi posición era hooker”.

No descubrió el boxeo hasta los 14 años y no fue un camino fácil.

“En la primera sesión de sparring me sangró la nariz”, recordó. “Después peleé con todas mis fuerzas. A veces recibía golpes duros en el sparring, pero sentía que mejoraba y me hacía más fuerte, así que me absorbió el boxeo”.

Sin experiencia amateur, a los 17 años debutó como profesional ante otro debutante, Yozo Nakamura, ganando alrededor de 200 dólares y logrando un nocaut en el cuarto asalto en octubre de 2000.

Tras sumar 10 victorias consecutivas, perdió su invicto ante Masato Hatakeyama en nueve rounds por el título japonés minimosca en abril de 2003.

Ese combate fue una experiencia de aprendizaje para Takayama, quien ganó cuatro peleas para asegurar una oportunidad ante el campeón paja del CMB, Isaac Bustos, en Osaka, en abril de 2005.

“Mi entrenador me aconsejó que en los primeros tres asaltos tenía que sumar puntos y tomar el control”, dijo Takayama, quien ganó por decisión unánime en 12 rounds. “Afortunadamente, el plan funcionó bien. Encontré mi ritmo de boxeo.

“Conseguí muchas relaciones, amigos, patrocinios, alianzas y confianza en mí mismo”.

Sin embargo, cuatro meses después perdió el título por decisión en 12 rounds ante Eagle Den Junlaphan en Tokio.

“Una vez que perdí el título, el 95 por ciento de ellos desapareció”, dijo, en una historia demasiado común.

En los años siguientes, se quedó corto en intentos titulares ante Yutaka Niida (decisión dividida en 12) y Román González (decisión unánime en 12).

“Contra González, aunque perdí, lo aprecio y respeto mucho; peleó como un campeón”, dijo. “Después del combate fui hospitalizado por una hemorragia grave. González también quedó muy dañado. Necesitó oxígeno, tuvo manos y piernas temporalmente paralizadas y la orina era roja”.

En ese punto, Takayama tomó la sorprendente decisión de renunciar a su licencia de la JBC y continuar su carrera en el extranjero.

“Japón solo reconocía los títulos de la AMB y el CMB”, explicó. “Por eso decidí irme al extranjero.

“Una vez que devolví la licencia de la JBC, muchos gimnasios me rechazaron, incluso para entrenar”.

Tras 14 meses de inactividad, Takayama reapareció en Sudáfrica, donde ganó un eliminatorio de la FIB con nocaut en el sexto round sobre Tshepo Lefele. Eso le abrió la puerta a una pelea titular ante Nkosinathi Joyi, también en Sudáfrica. Un choque de cabezas en el tercer asalto provocó que el combate fuera declarado no contest, y Joyi ganó la revancha por decisión unánime.

Luego viajó a Filipinas, donde perdió un eliminatorio por decisión dividida en 12 rounds ante Mateo Handig. Su futuro parecía sombrío cuando aceptó pelear en México ante Mario Rodríguez, verdugo de Joyi, por el título FIB. Takayama se recuperó de una caída en el tercer asalto y ganó por decisión en 12 rounds.

Takayama logró una gran victoria cuando la JBC aceptó oficialmente a la FIB y la OMB, cambiando sus reglas el 1 de abril de 2013 para permitir a esos organismos operar en Japón. Eso le permitió realizar dos defensas en casa, superando por puntos a Vergilio Silvano y Shin Ono en 12 rounds.

Se enfrentó al campeón OMB Francisco Rodríguez Jr. en una unificación en Monterrey, México, y cayó por decisión unánime en 12 rounds en agosto de 2014.

“Gran pelea”, dijo. “A veces Francisco Rodríguez estaba cerca de rendirse, pero los fuertes gritos de su público local lo mantuvieron en pie.

“Una de las escenas más memorables fue ver al comentarista Julio César Chávez de pie, gritando a todo pulmón”.

Rodríguez decidió vacar y subir de peso, lo que abrió la puerta para que Takayama ganara ambos cinturones con un nocaut en el séptimo asalto sobre su compatriota Go Odaira en diciembre de 2014.

Vacó el título OMB, pero realizó dos defensas exitosas del cinturón FIB ante Fahlan Sakkreerin Jr. (decisión técnica en 9) y Ryuji Hara (TKO 8), antes de perder ante José Argumedo (decisión técnica en 9). Posteriormente recuperó el título OMB vacante al vencer a Riku Kano (decisión técnica en 6).

Takayama tomó la decisión sin precedentes de retirarse del boxeo profesional con el objetivo claro de representar a Japón en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

“En ese momento, en Japón había una gran barrera entre profesionales y amateurs”, explicó. “Hicimos de todo para romperla: una demanda, una campaña de firmas y fuimos a la IBA en Lausana, Suiza, para apelar directamente.

“Finalmente, tras la batalla legal, fui elegible para competir en torneos amateurs [clasificatorios] para los Juegos Olímpicos. Lamentablemente, no pude clasificar”.

Takayama regresó al profesionalismo y, tras una victoria, aceptó una pelea con dos semanas de aviso ante el campeón minimosca de la OMB, Elwin Soto, como parte de la cartelera Canelo-Saunders en mayo de 2021.

Takayama puso punto final a su carrera con la intención de ayudar a otros.

“Me retiro con buena salud y sin daños graves”, dijo Takayama (35-9, 12 KOs). “Trabajo en la farmacia Yoneda de mi patrocinador de muchos años”.

Takayama, ahora de 42 años, es soltero y vive en Osaka. Amablemente se tomó el tiempo para hablar con The Ring sobre los mejores rivales a los que enfrentó en 10 categorías.

Nkosinathi Joyi: “No había movimientos desperdiciados y era difícil esquivarlo”.

Eagle Den Junlaphan: “Su capacidad para esquivar era excelente”.

Román González: “Estaba muy relajado y mantenía la distancia adecuada, era muy bueno midiendo su distancia favorita”.

González: “González, Joyi y Argumedo lanzaban golpes difíciles de anticipar, pero diría que González.

Sus combinaciones eran muy difíciles de prever y ver; nunca había experimentado algo así. Había mucha variedad de combinaciones, muy complicadas de esquivar”.

González: “González, Joyi y Eagle Den Junlaphan. Intenté molestarlos con mi juego de pies, pero se mantuvieron calmados y se adaptaron a mis tácticas.

Diría González; tenía una lectura muy aguda de las tácticas del oponente. En nuestra pelea, descifró mi salida hacia la izquierda en solo dos asaltos. Giró su cuerpo hacia la derecha, haciendo imposible mi desplazamiento, y mostró una capacidad de adaptación increíble”.

José Argumedo: “Por más fuerte que lo golpeara, donde fuera, seguía avanzando como un tanque sin problemas. Era inquietante”.

Mario Rodríguez: “Le conecté mi mejor golpe y ni siquiera se tambaleó”.

Joyi: “Especialmente su derecha recta. Era muy difícil de percibir porque no había movimiento previo al golpe. Me hizo temblar las piernas varias veces”.

González: “Combinaciones sobresalientes, especialmente los ganchos de izquierda, muy difíciles de esquivar”.

González: “Creo que la esencia del boxeo es ‘pegar sin ser pegado’. González puede controlar un combate de esa manera. Tiene una gran capacidad para anticipar el peligro. Cuando lo enfrenté, parecía un adivino. Cuando pensaba lanzar un golpe, él ya se había desplazado y respondía con un golpe o una combinación”.