El boxeador de técnica depurada y pegada sólida Juan Carlos Gómez conquistó el título mundial crucero del CMB y realizó 10 defensas a finales de la década de 1990 y comienzos de los 2000. Está considerado uno de los mejores en ese peso, aunque no pudo replicar el mismo éxito al subir a los pesados.
Uno de 11 hermanos, Gómez nació en la capital cubana, La Habana, el 26 de julio de 1973.
“Vengo de una familia numerosa; mi padre, que era operador de maquinaria pesada, a veces no venía a casa durante tres o cuatro días, incluso semanas, para poder darnos el pan de cada día”, dijo Gómez a
The Ring a través de un traductor. “Afortunadamente, éramos disciplinados y todos respetábamos mucho a mi madre y a mis hermanos mayores para asegurarnos de ir a la escuela y mantener la disciplina en casa”.
Gómez no empezó en el boxeo porque quisiera, sino por necesidad.
“Empecé a boxear a los ocho años como castigo”, recordó. “Empecé porque fui a defender a mi hermano. Yo estaba en la escuela jugando a la pelota y mi hermano tenía problemas con un chico mayor. Alguien me dijo, ‘Oye, alguien está peleando con tu hermano’. Solté lo que estaba haciendo, corrí hasta allí y vi a alguien encima de mi hermano golpeándolo. Sin pensar, le solté un izquierdazo y lo noqueé.
“Como castigo dijeron: ‘Vas a ir a otra escuela o vas a aprender boxeo’. Prácticamente me obligaron a boxear”.
Sin embargo, pronto descubrió que tenía talento y progresó con rapidez.
“A los 15 y 16 años fui campeón nacional”, dijo. “A esa edad gané muchos torneos menores. Me dijeron que si ganaba un torneo podría ir a los Juegos Panamericanos de Mar del Plata y al Mundial de Berlín, pero se echaron atrás y llevaron a Dihoshany Vega.
“Intentaron usar la excusa de que yo era demasiado joven; por eso llevaron a Vega. Me molestó y me enfadó, porque imagina todo el sacrificio y el entrenamiento, y estar lejos de mi familia fue muy duro para mí”.
Gómez sí viajó a Halle, Alemania, para la Chemistry Cup. Fue entonces cuando tomó una decisión que le cambió la vida.
“[Desertar] no fue realmente una idea pensada; más bien lo hice sin planearlo”, dijo. “Estaba hablando con mis entrenadores y comimos en el restaurante. Cogí mis guantes y mis botas y les dije adiós al equipo y a mis amigos”.
Gómez, que tuvo récord amateur de 158-12, firmó con Universum, la promotora de Klaus-Peter Kohl, y debutó en mayo de 1995. Tras algunas victorias, se le abrieron los ojos con un viaje a Estados Unidos.
Sin embargo, problemas contractuales lo obligaron a regresar a Alemania.
El zurdo reanudó allí su carrera y ganó sus primeras 22 peleas, conquistando en el camino un cetro regional del CMB y situándose para disputar el título mundial.
Para esa oportunidad, Gómez tuvo que viajar a Mar del Plata, Argentina, lejos de las luces de la capital Buenos Aires, para enfrentar al rocoso Marcelo Domínguez en febrero de 1998.
Aunque fue su pelea más dura hasta entonces, estuvo un paso por delante y ganó una exigente decisión unánime en 12 asaltos.
“Fue como un sueño hecho realidad. Mi padre siempre me decía que yo había nacido para ser campeón, y siempre le creí. Luché hasta el final y logré mi sueño”, aseguró.
Gómez, de 52 años, tiene ocho hijos, vive en Hamburgo y trabaja como entrenador.
“Trabajo con jóvenes que están practicando el deporte”, dijo. “Ellos pagan por trabajar conmigo y por sentir lo que es entrenar con un campeón durante 12 asaltos: ven y entrena con Juan Carlos Gómez”.
Habló con The Ring sobre los mejores a los que se enfrentó en 10 categorías clave.
MEJOR JAB
Marcelo Domínguez: “Tenía un jab muy rápido y lo repetía constantemente, lo que me dificultaba organizar mis ataques y contraataques”.
MEJOR DEFENSA
Domínguez: “Su defensa era complicada, en cada asalto que boxeamos, pero le teníamos ‘leídos’ sus detalles. Me mantuve a larga distancia y él me invitaba al contragolpe pensando que yo retrocedía, pero lo sorprendí, e hicimos una pelea tan buena que fue considerada la Mejor del Año en 1998 por el CMB”.
MEJOR VELOCIDAD DE MANOS
Pietro Aurino: “Arrancó rápido y tuve que demostrarle que soy ‘La Pantera Negra’ y que debía respetarme. No sé si fue porque tuve que bajar mucho de peso, pero su velocidad de manos me pareció rápida”.
MEJOR JUEGO DE PIES
Ninguno: “Yo. No recuerdo a ninguno de mis rivales”.
EL MÁS INTELIGENTE
Jorge Castro: “Era más fuerte en sus ataques, pero Marcelo Domínguez fue muy exigente y estuvo a la defensiva todo el tiempo”.
EL MÁS FUERTE
Vitali Klitschko: “Vitali era como un robot. Muy fuerte”.
MEJOR QUIJADA
Castro: “Aunque [lo detuve] fue por nocaut técnico. Marcelo Domínguez era un verdadero crucero. Peleamos 24 asaltos. Marcelo merece el respeto y el honor de ser un verdadero campeón y rey que defendió su título hasta el final”.
MEJOR PEGADA
Oliver McCall: “Sí pega duro. Con Vitali no era tanto la fuerza de sus golpes. Lo que me hizo vencer a McCall fue que yo estaba preparado. Mis piernas se entumecieron [ante McCall], pero gracias a mi experiencia supe cómo engañarlo y pude recuperarme sin problemas ni castigo adicional”.
MEJORES RECURSOS TÉCNICOS
Castro: “Me ensució mucho la pelea y se me hizo muy complicada. Gracias a mi equipo, se dieron cuenta y me dijeron que no me dejara engañar por sus intentos de cansarme o marearme y confundirme como hizo con John David Jackson”.
EL MEJOR EN GENERAL
Domínguez: “Vitali era fuerte y bueno, pero creo que Domínguez. Peleamos 24 asaltos y él siempre luchó hasta el final, y nosotros nunca nos rendimos; por eso lo respeto. Le doy a Domínguez el mérito de ser el mejor rival”.
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