Ya sean fanáticos, expertos de los medios o incluso aficionados con poco o ningún conocimiento del deporte, el consenso sobre Jake Paul es generalmente el mismo.

No es tan bueno como él cree.

Paul actúa como si fuera ajeno a las críticas, pero a veces estas le afectan. Hasta cierto punto, ha hecho lo posible por callarlas.

Las victorias sobre Nate Diaz, Tyron Woodley y Anderson Silva serían impresionantes si Paul fuera un artista marcial mixto, pero en el mundo del boxeo, no tanto. Esperaba que su última victoria sobre Mike Tyson trajera algunos creyentes y, en general, así sería si eso hubiera ocurrido hace unos 30 años.

Ahora, Julio César Chávez Jr. ha sido seleccionado. Es uno de los pocos oponentes de Paul que llegará al ring con verdadera experiencia profesional. Eso por sí solo es algo a lo que Paul no está acostumbrado, aunque espera el desafío para el 28 de junio.

En cuanto a cómo se desarrollará la pelea, no esperes un combate largo y agotador. Cuando suene la campana, Paul (11-1, 7 nocauts) cree que caminará al centro del ring y golpeará al veterano de 39 años hasta escucharlo gritar “no más”.

“Voy a sorprender al mundo una vez más y demostrar lo bueno que soy, lo poderoso que soy,” dijo Paul durante una reciente conferencia de prensa cara a cara. “Lo voy a humillar y lo haré renunciar como siempre lo hace.”

Chávez Jr. (54-6-1, 34 nocauts) no tiene la mejor reputación. Es un ex campeón mundial con mucha experiencia, pero últimamente sus derrotas han sido desconcertantes.

Contra Daniel Jacobs en 2019, Chávez Jr. pareció rendirse en su esquina. En su pelea siguiente, perdió ante Mario Abel Cázares, un peleador con solo 11 combates profesionales en ese momento. Para empeorar las cosas, Chávez Jr. luego perdió contra el exestrella de MMA Silva.

En el lado positivo, Chávez Jr. viene de una racha de dos victorias, con su triunfo más reciente sobre Uriah Hall, quien, irónicamente, también es un ex peleador de MMA de larga trayectoria.

Aun así, sin importar que Chávez Jr. parezca estar fuera de su mejor momento, Paul no quiere oír excusas. Si consigue la victoria, quiere que le reconozcan.

“No quiero excusas.”