BRIGHTON - Harlem Eubank mantuvo su récord invicto al conseguir tres caídas en camino a una victoria por nocaut técnico en el décimo asalto sobre Tyrone McKenna, de Belfast, en Brighton.

La pelea, que tuvo lugar en el Brighton Centre, encabezó un evento de Wasserman transmitido en vivo por Channel 5 en el Reino Unido.

Gran parte de la última expectación en torno a la familia Eubank ha girado en torno a Chris Jr, primo de Harlem, quien enfrentará a Conor Benn en unos meses en una cartelera estelar en el Tottenham Hotspur Stadium.

Pero esta noche se trató completamente de Harlem (21-0, 9 nocauts), quien estuvo acompañado por su legendario tío Chris Eubank Sr mientras caminaba hacia el ring vistiendo unos llamativos pantalones cortos amarillos al estilo Kronk.

McKenna (24-6-1, 7 nocauts), que entró al ring justo antes que él, parecía listo para el caos mientras bajaba la rampa rebotando, con la esperanza de protagonizar una pelea explosiva. Después de todo, el irlandés había dejado claro durante toda la semana que estaba listo para la guerra.

El primer asalto fue cauteloso. Ambos boxeadores midieron sus movimientos en busca de oportunidades, pero fue Eubank quien conectó el único golpe significativo, un gancho de izquierda que apenas rozó a su oponente.

Los intercambios fueron más desordenados en el segundo asalto, con Eubank nuevamente logrando los mejores golpes, aunque con la sensación de que la pelea aún tenía muchos niveles por explorar. McKenna aún no había entrado en ritmo, y los aficionados en primera fila ya pedían que Eubank soltara más las manos.

La incomodidad continuó en el tercer asalto, en el que McKenna cayó dos veces, aunque no por golpes, sino por un enredo de piernas y un empujón al suelo. Eubank volvió a cerrar fuerte el asalto con un potente derechazo que impactó en el rostro de su rival.

El verdadero espectáculo comenzó en el cuarto asalto, cuando ambos salieron con más agresividad. McKenna fue el primero en conectar un golpe importante, sorprendiendo a su rival con una izquierda. Pero Eubank respondió con una tremenda derecha que hizo retroceder al irlandés contra las cuerdas.

McKenna tuvo un mejor desempeño en el quinto asalto, pero tras esquivar un par de jabs con buen movimiento de cabeza, Eubank lo persiguió con una ráfaga de derechas, muchas de ellas conectando sin respuesta.

Entonces llegó la primera caída. Un derechazo de contragolpe impactó de lleno en la barbilla de McKenna. Aunque logró ponerse de pie, Eubank tenía el control y lanzó otro ataque justo antes de que sonara la campana.

Eubank salió decidido en el sexto asalto, pero fue McKenna quien conectó una precisa izquierda en los primeros 40 segundos para recordarle que aún estaba en la pelea. El boxeador de 32 años respondió con otra derecha contundente y algunos golpes agresivos en el clinch en el centro del ring.

Ambos estaban desesperados por ganar el séptimo asalto y terminaron enredados en el suelo juntos. Pero cuando se reincorporaron, Eubank volvió a hacer valer su mano derecha, conectando un golpe que hizo rugir a su legión de seguidores.

Y todavía faltaba más. Justo al final del asalto, Eubank dejó la cautela de lado y avanzó para conectar un preciso uno-dos que envió a McKenna a la lona por segunda vez. Con solo tres asaltos por delante, la pelea parecía estar totalmente en manos de Eubank.

McKenna salió con más energía en el octavo asalto. Sabiendo que estaba muy abajo en las tarjetas, necesitaba un golpe definitivo. Sin embargo, fue Eubank quien volvió a brillar ante los ojos de los jueces y los fanáticos, conectando su derecha con precisión una y otra vez.

Aunque ya era tarde para cambiar la historia, Eubank comenzó a trabajar al cuerpo con un potente derechazo antes de volver a la cabeza con un gancho alrededor de la guardia de su rival. En ese punto, el peleador local prácticamente no cometía errores.

En el décimo asalto, Eubank creyó haber conseguido su tercera caída de la noche, pero el golpe fue considerado bajo.

Eubank recibió una advertencia, pero cuando la acción se reanudó, logró su tercer 10-8 de la pelea al conectar nuevamente su derecha a la cabeza de McKenna.

Cuando el irlandés se puso de pie, Eubank decidió que era suficiente y cerró el combate con una última ráfaga de golpes contra las cuerdas.