GEORGE Liddard declaró esta semana que estaba hecho para los grandes escenarios y aprendió mucho en su impresionante victoria por decisión en 10 asaltos sobre Derrick Osaze, asegurando el título Plata de la Commonwealth, el primero en su carrera profesional.

Las tarjetas de puntuación fueron 97-93, 96-94 y 96-94. Aunque se escucharon algunos abucheos en el Indigo del O2, el invicto peso mediano buscará más en 2025 tras superar una dura prueba ante un oponente experimentado en el evento NXTGN de Matchroom, transmitido en vivo por DAZN.

"Esto es solo el comienzo, dos peleas a diez asaltos en seis semanas contra un oponente con experiencia. Él fue activo, pero yo conecté los mejores golpes toda la noche. Tengo 22 años y ya estoy encabezando eventos de Matchroom, estoy feliz de ser campeón. Quiero peleas grandes, tomarme un pequeño descanso y luego volver a la acción para que esto valga la pena", dijo en su entrevista posterior a la pelea.

Eddie Hearn elogió nuevamente la organización del combate y mencionó al campeón completo de la Commonwealth, Kieron Conway (22-3-1, 6 KOs), como un posible futuro oponente para Liddard mientras busca seguir subiendo de nivel.

Intercambiaron jabs al inicio, con Liddard trabajando inteligentemente al cuerpo y encontrando espacios a través de la guardia defensiva del peleador de 31 años.

Seis meses después de su sorprendente derrota por nocaut en el segundo asalto ante Denzel Bentley, era inevitable preguntarse qué tan bien podría soportar Osaze un golpe fuerte, especialmente cuando se le vio tambaleándose en ciertos momentos del primer asalto.

Liddard encontró su ritmo temprano y no mostró preocupación por los golpes de poder de su rival. Vestido con los colores claret y azul de West Ham junto con detalles dorados, sonrió mientras intercambiaba golpes de cerca con Osaze.

Uppercuts, golpes exploratorios, ataques al cuerpo e incluso gestos burlones entre ambos después de seis minutos, los dos parecían disfrutar. Pero no por mucho tiempo.

Osaze cometió el error de sofocar su propio trabajo en el clinch, mientras Liddard boxeaba y se movía a su antojo, conectando los golpes más dañinos a pesar de que el veterano de 15 peleas lanzaba más.

El movimiento de cabeza oportuno y la paciencia levantaron el ánimo del joven de 22 años, quien conectó una hermosa combinación en el cuarto asalto que hizo retroceder brevemente a Osaze y animó al público.

Al igual que su compañero de establo Jimmy Sains (9-0, 9 KOs), quien había peleado una hora antes en la cartelera, la paciencia era clave para Liddard, y la necesitó en un quinto asalto desordenado.

El árbitro Marcus McDonnell lo reprendió por boxeo sucio, mientras Osaze lo arrinconaba contra las cuerdas en los últimos instantes de un asalto que insinuaba que la pelea se decidiría en las tarjetas.

En el sexto, ambos parecieron llegar a un acuerdo no oficial para intercambiar golpes en la corta distancia. No fue la mejor estrategia para Osaze, pero ninguno de los dos quiso retroceder.

Los aficionados estaban más atentos a una pelea en las gradas, aunque se escuchaban elogios para Osaze por no boxear de forma temerosa tras su brutal nocaut del 17 de agosto.

En el octavo asalto, Osaze conectó una serie de uppercuts, pero Liddard no le dio un respiro, respondiendo cada vez que su rival lograba una secuencia de éxito sostenido. Avanzando con terquedad, el peleador de Billericay no pudo evitar entrar en intercambios en lugar de mantener la distancia, lo que habría sido la mejor opción.

La experiencia de Osaze se hizo evidente en los asaltos finales, usando todos los recursos a su disposición, incluidos codos y cabeza, para hacer la pelea más dura y complicada de lo que el equipo de Liddard habría querido.

Aun así, la ventaja de poder de Liddard era clara en el noveno asalto, quizás siendo superado en volumen de golpes, pero conectando con contundencia cada vez que encontraba una apertura.

Después de que ambos fueran advertidos al comienzo del décimo asalto, el ruido del público aumentó y los intercambios continuaron con golpes limpios, mientras muchos esperaban un final dramático.

Osaze se negó rotundamente a retroceder, Liddard conectó un buen golpe en los instantes finales y ambos se abrazaron en el campanazo final tras una dura batalla. Ambos pueden estar orgullosos de su esfuerzo.