Desde el punto de vista puramente técnico, George Kambosos respeta a Richardson Hitchins. Su jab es letal, su movimiento es llamativo y su inteligencia en el ring está a la altura de los mejores. Pero cuando se trata de ese órgano rojo que late dentro de su pecho, Kambosos tiene dudas.
Después de años cumpliendo con el límite del peso ligero, Kambosos (22-3, 10 nocauts) le dio un respiro a su cuerpo a principios de este mes, y su regreso al ring fue contra el desconocido contendiente Jake Wyllie.
Desde el inicio, el excampeón unificado de peso ligero tuvo una ventaja evidente. Wyllie no podía ver venir sus golpes y su propia ofensiva era débil y predecible. Sin embargo, las cosas cambiaron a mitad de combate cuando Kambosos y Wyllie chocaron cabezas.
Visiblemente afectado por el choque, Kambosos se quedó más en la corta distancia, lo que llevó a algunos momentos emocionantes para el público. Conseguir la victoria era su principal objetivo, pero hacerlo intercambiando golpes lo dejó ensangrentado pero sonriendo de oreja a oreja.
Lo más probable es que el siguiente rival de Kambosos, tras su victoria por decisión unánime, sea Hitchins (19-0, 7 nocauts) el 21 de junio en la ciudad de Nueva York. Durante años, Kambosos ha estudiado a Hitchins. De hecho, ya casi podría conocer su número de seguridad social y su dirección.
Exageraciones aparte, Kambosos sabe qué esperar y qué no. Desde su perspectiva, no tendrá la oportunidad de bajar la barbilla, apretar los puños y enfrascarse en una guerra. Dado que Hitchins es un boxeador técnico, Kambosos se está preparando para correr detrás de él.
“No se va a quedar ahí,” explicó Kambosos a FightHub TV. “Si Hitchins tiene agallas, peleemos en el centro del ring y veamos. Me encanta una guerra.”