Durante los últimos once meses,
Gavin Gwynne no ha podido salir de casa sin que alguien le pregunte cuándo se celebrará la revancha con
Cameron Vuong.
El excampeón británico, de la Commonwealth y de Europa del peso ligero, por fin tiene una respuesta.
Ambos se enfrentaron por primera vez en noviembre del año pasado, en un combate en peso pactado a 139 libras. Tras presionar al joven durante diez asaltos, Gwynne observó atónito cómo los jueces otorgaban a Vuong una controvertida decisión unánime.
En el momento de escribir estas líneas, Matchroom aún está ultimando su calendario para el resto de 2025, pero Gwynne ya tiene el nombre de Vuong firmado en un contrato y la oportunidad de ajustar cuentas antes de que termine el año.
Antes del primer combate, Gwynne advirtió repetidamente a Vuong y a su equipo que lo estaban subestimando gravemente, aunque también elogió al joven por su disposición a dar un paso adelante y ponerse a prueba.
Esta vez, la pelea tiene un matiz distinto.
“Ahora es algo mucho más personal”, declaró Gwynne (18-4-1, 5 KOs) a
The Ring.
“Este último año ha sido un infierno. Después de aquella pelea perdí a muchos patrocinadores. Tuve que volver a trabajar por primera vez en cinco años.
“Estuve trabajando y entrenando cuando hice mi última pelea y me di cuenta de lo duro que era eso, y de todo lo que había avanzado. Volver a la obra fue, sinceramente, como una patada en los dientes.
“Pero ahora estoy de nuevo entrenando a tiempo completo. Con esta gran pelea, simplemente no podía permitirme no hacerlo. No va a ser una venganza, será una repetición del mismo tipo de pelea, porque todo el mundo sabe —incluso en todas las redes sociales— que gané ese combate, y lo gané con bastante comodidad.”
La experiencia fue un factor decisivo en la primera pelea.
Las manos veloces y las combinaciones llamativas de Vuong habían desconcertado a rivales de menor nivel, pero Gwynne superó los primeros asaltos sin acumular demasiado castigo. Se negó a cerrarse en defensa y siguió insistiendo, aplicando una presión constante y tomando el control de la pelea durante los asaltos intermedios.
Vuong aprendió mucho de aquel combate y, aunque pareció afortunado de llevarse la decisión, hizo lo suficiente en los primeros asaltos para mantener el combate cerrado y demostró un corazón y una dureza imposibles de enseñar, sobreponiéndose al cansancio hasta escuchar la campana final.
Gwynne cree que esa experiencia volverá a ser clave en la revancha.
“Sí, porque ya he estado en esta posición antes. He tenido revanchas en las que la gente pensaba que había perdido la primera pelea, y luego entré y desmonté completamente al rival”, explicó.
“Creo que con ésta estoy en una situación similar. Ahora tengo la motivación a tope y quiero entrar ahí y, sinceramente, hacerle un trabajo de demolición a este tipo, pasarle por encima como un tren.”
Una revancha ha estado flotando sobre Gwynne y Vuong desde el momento en que se anunció la decisión de la primera pelea.
Si aquel primer duelo fue una muestra ambiciosa de intención por parte de Vuong, esta revancha tendrá consecuencias enormes para su futuro. Otro combate duro y cerrado con el veterano generaría dudas sobre hasta dónde puede llegar el joven de 23 años, mientras que una derrota sería catastrófica.
Gwynne, por su parte, no tiene nada que perder. Sabe que su tiempo en el boxeo es limitado y puede volcarlo todo en conseguir una victoria llamativa, de alto perfil, que probablemente le asegure una última gran pelea.
“Creo que él va a sentir la presión, porque cuando pierda conmigo tendrá que reiniciar su carrera, así que toda la presión estará sobre sus hombros”, dijo.
“Yo me acerco al final de mi carrera. No digo que ésta vaya a ser mi última pelea ni mucho menos, pero ya tengo 35 años. El tiempo pasa, y si él tiene problemas con un tipo de 35 años, entonces, por así decirlo, no va a llegar lejos. Así que tendrá que salir, mostrarse y darlo todo, ir con todo el arsenal.”
“Pero creo que eso mismo es lo que yo también voy a hacer.”