Las duras y desgastantes peleas terminaron por quebrar a Gabriel Rosado, al punto de que en 2023 decidió alejarse del boxeo.
Después de encadenar cuatro derrotas consecutivas y colgar los guantes, la inquietud por volver empezó a crecer. Cuando se volvió imposible de ignorar, decidió regresar.
Su victoria sobre Crispulo Javier Andino por nocaut técnico en el primer asalto, el pasado 2 de agosto en Thunder Studios (Long Beach, California), devolvió la sonrisa al rostro de Rosado, pero él quiere mucho más.
En su próxima aparición, el exaspirante al título mundial de peso medio no está interesado en enfrentar a otro rival sin opciones. En cambio, busca concretar un combate contra
Edgar Berlanga.
Si ese enfrentamiento llegara a producirse, el púgil de Brooklyn, Berlanga (23-2, 18 KOs), tendría varios factores a su favor: es más de una década más joven, aparentemente pega más fuerte y está, presumiblemente,
en el apogeo de su carrera. Sin embargo, incluso con todo eso en su haber, Rosado cree que sería un duelo muy desequilibrado.
«Siento que puedo darle una lección», declaró Rosado recientemente a Fight Hub TV. «Siento que realmente puedo llevarlo a la escuela».
Berlanga, de 28 años, ya está acostumbrándose a recibir lecciones duras. Tras perder prácticamente cada segundo de cada asalto contra Canelo Álvarez en septiembre de 2023, detuvo a Jonathan González-Ortiz en el primer asalto el 15 de marzo en Orlando, Florida.
En su siguiente combate, Berlanga fue arrollado por
Hamzah Sheeraz en el evento estelar del PPV “Ring III” el 12 de julio en el Louis Armstrong Stadium de Queens, Nueva York. El inglés Sheeraz (22-0-1, 18 KOs) derribó a Berlanga dos veces en el cuarto asalto y lo noqueó al inicio del quinto, en un combate de peso supermediano.
Rosado (27-17-1, 16 KOs, 1 NC) ha querido enfrentar a Berlanga desde hace años. Berlanga, sin embargo, ha desestimado al púgil de Filadelfia de la forma más ostentosa posible.
Las gafas de sol, las frases llamativas, las conferencias de prensa ruidosas y la ropa extravagante… Rosado también fue así en su momento. La arrogancia de Berlanga no le molesta; de hecho, disfruta en cierta medida viéndolo actuar.
Aun así, sigue deseando ese combate con insistencia. No por cuestiones personales, sino por algo más profundo.
«Veo muchas similitudes en Berlanga con lo que yo era cuando estaba subiendo», continuó Rosado. «Es todo cariño, no hay enemistad. Es una cuestión de orgullo».