Si uno busca a
Murodjon Akhmadaliev en Google, probablemente encontrará año y medio de artículos relacionados con su deseo de enfrentar a Naoya Inoue, así como los múltiples obstáculos y procesos legales que surgieron en esa búsqueda.
Hace aproximadamente un mes,
Akhmadaliev finalmente firmó el contrato para medirse con Inoue este septiembre en Tokio. Sin embargo, aún queda un obstáculo más que podría hacer trizas ese acuerdo: este viernes por la noche, en Guadalajara, México, Akhmadaliev enfrentará a Luis Castillo en la pelea coestelar del evento de Matchroom, encabezado por
la revancha entre Manuel Gallegos y Khalil Coe.Castillo es considerado un claro desfavorecido, con cuotas de apuesta que oscilan entre 16-1 y 20-1 según la fuente, pero si uno considera los obstáculos que ha superado para llegar hasta aquí, habría que agregarle varios ceros más a esa fracción.
Este púgil de 29 años nació sordo y sin habla en una familia de escasos recursos en Jiquipilco, México. Su familia no podía costearle clases de lenguaje de señas, pero sí podía inscribirlo en clases de boxeo, donde conoció al hombre que se convertiría en su salvador: su entrenador, Adalberto Sánchez.
Sánchez notó que Castillo no seguía las instrucciones durante las clases, hasta que comprendió la realidad de su alumno. Aunque Castillo no podía comunicarse verbalmente, demostraba una ética de trabajo y condición física excepcionales, cualidades que ha mantenido entrenando a más de 800 metros sobre el nivel del mar en su ciudad natal.
Juntos, Castillo y Sánchez desarrollaron un sistema de comunicación propio, una combinación de lenguaje de señas autodidacta y señales visuales que el entrenador puede ejecutar desde la esquina. Entre rounds, Sánchez le indica movimientos con gestos; durante el combate, debe ser aún más ingenioso, usando recursos como sacudir las cuerdas del ring o golpear la lona para transmitir instrucciones sin distraer a su pupilo ni quitarle la vista del rival.
“El chico enfrenta muchos obstáculos, para ser honesto”, dijo Sánchez a talkSPORT en 2021. “Vive solo. Su vida personal no es buena. Está en contra de muchas adversidades, pero aun así estamos confiados en que vamos a ganar. La escuela fue muy complicada; no podía aprender observando o mediante señas, así que llevar una vida normal le resultaba difícil. Él ve el boxeo como una forma de vida, como un camino para superarse. Su motivación es alcanzar una mejor calidad de vida, como la que tienen algunos boxeadores. Quiere salir de la vida que lleva y vivir más cómodamente”.
A pesar de sus dificultades, Castillo (31-6, 20 KOs) es hoy por hoy el boxeador sordo y/o sin habla más exitoso en el boxeo profesional. Hace tres peleas enfrentó al reciente retador mundial
Tomoki Kameda, y en 2021 protagonizó una pelea en DAZN, perdiendo por decisión ante Kash Farooq. Solo se conoce un campeón mundial sordo en la historia del boxeo: Mario D’Agata, quien ganó el título lineal gallo en 1956.
Una situación similar ocurrió el verano pasado también en DAZN, cuando Shohjahon Ergashev enfrentó a Julian Smith, apodado “The Quiet Storm”, también en referencia a su sordera. Ergashev estaba en camino a una revancha con
Subriel Matías o una gran pelea en las 140 libras, pero fue sorprendentemente derrotado por Smith, quien partía como no favorito con cuotas de +500.
Para arruinar los planes de Akhmadaliev esta semana, Castillo tendrá que dejar atrás rápidamente los casi 18 meses de inactividad que arrastra desde su última pelea en diciembre de 2023, cuando venció por decisión en seis asaltos a Brandon Contreras (récord de 4-4).
“No ha estado descansando. Puede que no haya tenido peleas oficiales, pero ha seguido trabajando duro y puliendo su boxeo”, afirmó Sánchez durante la conferencia de prensa final en Guadalajara.
Por su parte, Akhmadaliev prometió demostrar el “poder uzbeko” en esta contienda, buscando su tercer nocaut consecutivo y sellar su boleto a Tokio.
“No tengo miedo”, expresó Castillo a través de Sánchez. “No tengo ningún problema en enfrentar a Akhmadaliev”.