Cada abril, el Maratón de Londres atrae a corredores de todo el mundo a Gran Bretaña.

No tantos conocen la Mini London Marathon, una carrera que ofrece a jóvenes talentos la oportunidad de recorrer las últimas tres millas del famoso circuito.

No se trata de una simple carrera recreativa. En 1999 y 2000, el evento fue ganado por nada menos que Sir Mo Farah.

Si repasamos un poco más la lista de campeones, allí, en 2014, aparece el nombre del excampeón británico de peso pluma Zak Miller.

“Se llama British Road Race. Te eligen desde tu condado y básicamente corres esas tres millas pasando por el Palacio de Buckingham y demás, es bueno”, contó Miller (16-1, 3 KOs) a The Ring.

Miller ya era boxeador antes de tomarse en serio el atletismo, pero durante un tiempo no habría sido extraño que optara por esa disciplina como profesión.

“Llegué a ser el más rápido del mundo en 3000 metros fuera de África en un momento”, recordó el exintegrante de la selección británica. “Creo que hice 8:13 o 8:14 en esa época”.

Han pasado 11 años desde que Miller registró ese tiempo.

Aunque todavía es capaz de imponer un ritmo demoledor en las duras sesiones de seis millas que los púgiles de Mánchester suelen imponerse, sus zapatillas de atletismo ya quedaron guardadas: hoy su vida gira en torno al boxeo.

El mancuniano de 28 años y su entrenador Steve Maylett han dedicado miles de horas a perfeccionar su boxeo.

En noviembre de 2023, Miller fue elegido para retar al escocés Nathaniel Collins por los títulos británico y de la Commonwealth en peso pluma. Aunque hizo una buena pelea, perdió por decisión mayoritaria.

Regresó, venció a Lewis Frimpong para ganar el cinturón inglés y volvió a colocarse en posición. En febrero, aprovechó su segunda oportunidad al derrotar por puntos al invicto y muy valorado Masood Abdulah, coronándose campeón británico y de la Commonwealth.

El boxeador que superó a Abdulah poco se parecía al joven que ingresó al gimnasio The Finest seis años atrás.

Tras verlo en acción ante dos de sus principales promesas, Queensberry le ofreció un contrato multipeleas. Sus planes para estrenarlo ya estaban en marcha cuando la BBBofC nombró al talentoso galés Rhys Edwards como retador obligatorio.

Miller y su equipo decidieron renunciar al título británico para permitirle a Edwards disputarlo, con la idea de que ambos continúen sus caminos y se crucen más adelante con un título mayor en juego.

Por ahora, Miller conserva el cetro de la Commonwealth, que defenderá este sábado ante el púgil de Leicester Lyon Woodstock (16-4, 7 KOs) en el Planet Ice de Altrincham, en velada transmitida por DAZN.

“Es un tema de negocios. Ya gané el título británico, nunca iba a quedarme a defenderlo varias veces”, dijo Miller.

“Hay que seguir adelante. Hay que ver hasta dónde puedes llegar en el deporte. En mi opinión, algunos quieren quedarse y defenderlo tres veces para quedárselo, pero yo solo quiero coleccionar todos los cinturones que pueda. Creo que la pelea con Rhys Edwards es muy buena, me encantaría, pero merece ser por algo más grande que el título británico.

Rhys pensaría lo mismo. Es un buen tipo, buen boxeador — los dos lo somos — y ojalá podamos enfrentarnos en el futuro, pero por algo grande”.

En sus dos apariciones previas en veladas de Queensberry, Miller estuvo en la esquina visitante, pero dejó huella.

Aunque se forjó en el circuito pequeño, se adaptó de inmediato al gran escenario: fue entretenido dentro y fuera del ring, y la energía de sus seguidores impresionó a figuras influyentes.

Incluso fue invitado como comentarista mucho antes de firmar contrato, reforzando la apuesta de Queensberry en una división pluma profunda y competitiva.

Lo más importante es que sus actuaciones contra Collins y Abdulah demostraron que puede competir y ganar en la élite de las 126 libras.

Algunos boxeadores firman con grandes promotoras y se conforman con lo que venga. Miller cree que tiene lo necesario para destacar.

“Antes ponían carteles en bares o chip shops, ahora todo es redes sociales”, explicó.

“Soy sincero, no soy muy bueno en redes, pero ahora tengo más atención y cámaras encima, creo que empezarán a ver al verdadero Zak Miller y les va a gustar. Solo estoy siendo yo mismo, y después de las últimas entrevistas, parece que a la gente le gusta, así que seguiré así.

Hoy en día tienes que ser un paquete completo en el boxeo: saber pelear, saber hablar y presentarte bien”.

Woodstock es duro, agresivo e imposible de desanimar. Aunque perdió contra operadores de calidad como Archie Sharp, Zelfa Barrett, Anthony Cacace y Kurt Walker, nunca ha sido detenido.

El éxito de Miller se basa en trabajo duro, y no piensa cambiar esa fórmula. Sabe que además de su título de la Commonwealth, el futuro de su carrera está en juego este fin de semana.

“Esta es mi pelea más dura. Es la pelea más grande de mi vida”, aseguró.

“No puedo venir de ganarle a Masood Abdulah y pensar que esa fue la más importante. No. Esta es más grande, porque Lyon Woodstock es un nombre más grande. Es muy conocido, tiene mucha experiencia. Créeme, por eso entrené como entrené.

Solo lo veo como Lyon Woodstock, una pelea más. No me importan las cámaras. Es genial estar firmado por Queensberry, pero eso no significa nada ahora. Esta es una pelea enorme. Tengo que entrar ahí y hacer mi trabajo, y no será fácil, pero — si escucho a Steve Maylett — puedo hacer que parezca fácil”.