A principios de este mes, Anthony Olascagua retuvo su título mundial de peso mosca de la WBO por segunda vez, cuando logró una difícil victoria en casa contra el ex campeón mundial Hiroto Kyoguchi por una decisión unánime de 12 asaltos que, en la opinión de algunos, fue controvertida.

Su entrenador, Rudy Hernández, no consideró que la pelea mostrara a Olascagua (9-1, 6 nocauts), clasificado en el puesto número 7 por The Ring en peso mosca, en su mejor nivel.

“No estaba feliz con su desempeño,” dijo Hernández a The Ring. “Quería un nocaut, pero él decidió boxear.”

Sin embargo, después de reflexionar, Hernández se siente un poco más satisfecho.

“Un par de noches después, estoy bien con el resultado de la victoria,” dijo el veterano entrenador. “Kyoguchi me asustó un poco, los días previos a la pelea. Pensé que sería súper difícil. Es un muy buen boxeador que no parece serlo, pero lo es. No tiene nada de elegante, pero tiene habilidades muy efectivas y subestimadas, es un bicampeón mundial.”

“Entiendo que no siempre puedes satisfacer a todos. Pero lo más importante es la victoria.”

Ambos disfrutan de una relación muy cercana, y se conocen desde que Olascagua tenía 8 años, gracias al hijo de Hernández, Micheal.

Olascagua llegó a vivir con la familia Hernández a los 14 años, inicialmente por un mes, después de que el joven quedara atrás en la escuela, lo que se convirtió en 12 años.

No fue amor a primera vista, y Hernández decidió darle una lección al revoltoso joven.

“Me sacó de quicio, así que lo llevé al gimnasio para que Juntó lo golpeara,” dijo riendo. “Juntó es un año mayor, hizo lo que le dije, le pegó al hígado y dejó a Tony en la lona por unos 5 minutos.”

“Le pregunté a Tony, ‘¡Adivino que nunca más vas a venir al gimnasio, ¿verdad?!’ Él respondió, ‘Voy a entrenar duro, para que algún día le dé una paliza a Juntó Nakatani.’”

Y así creció el vínculo. En solo dos años, Olascagua se enfrentaba a profesionales experimentados.

Aunque Olascagua no tuvo una carrera amateur espectacular, con un récord de 21-2, pasó incontables horas en el gimnasio aprendiendo y mejorando su oficio. Después de perder en las pruebas olímpicas occidentales, obtuvo el puesto número 8 en las pruebas olímpicas, donde sorprendió al número 1 Michael Angeletti. Lamentablemente, sufrió una migraña que lo obligó a retirarse del torneo.

Hernández vio el potencial bruto y creyó que el ahora de 26 años podría convertirse en campeón mundial en su octava pelea profesional.

Olascagua en realidad aceptó pelear a última hora y bajó a 108 libras para enfrentarse al campeón de Ring, WBA y WBC Kenshiro Teraji en solo su sexta pelea en abril de 2023. A pesar de ser detenido por Teraji en nueve asaltos, fue una valiosa curva de aprendizaje para el peleador y el entrenador.

En solo su segunda pelea de regreso, después de que Jesse Rodríguez dejara vacante el título de 112 libras de la WBO, Olascagua demostró por qué Hernández tenía tanta fe en él, reclamando el título vacante al noquear a Riku Kano en tres asaltos.

“Que Tony ganara el título me dio puntos con el promotor, [el Sr. Honda], ya que le había mencionado que Tony podría ser campeón del mundo – no estaba equivocado,” dijo orgulloso. “También hizo realidad mi meta porque lo construí desde el primer día para convertirlo en campeón mundial. ¿Cuántas personas pueden decir eso?”

Tras haber vencido a los ex campeones Jonathan González (TKO 1) y Kyoguchi (UD 12), a Olascagua se le podría perdonar por querer algo un poco más fácil, pero eso no está ni en Hernández ni en su ADN.

Después de unos días de descanso en Japón, regresará a la costa oeste y continuará desde donde lo dejó.

“De vuelta al gimnasio y a trabajar en ser mucho mejor que en su última salida,” dijo el venerado entrenador. “Como campeón, debes desempeñarte como tal.”

“No sabemos quién sigue, pero volveré a preocuparme [ríe].”

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