El joven de 27 años es fuerte, llamativo y un poco arrogante. También es consciente de lo que está pasando.
Berlanga (23-1, 18 nocauts) tiene una misión. Odia lo que pasó en septiembre de 2024 y desesperadamente quiere reescribir la historia.
Perder era algo que no creía posible, pero Canelo Álvarez lo hizo despertar a la realidad. Con Berlanga perdiendo por decisión unánime amplia, la venganza ha sido lo único en su mente.
Bueno, casi.
Volver a enfrentarse con Álvarez es su mayor objetivo, pero Berlanga también quiere medirse con algunos de los nombres más importantes en los 168 libras. En cierta medida,
hará eso el 12 de julio en la cartelera de The Ring, cuando se enfrente a Hamzah Sheeraz en el Louis Armstrong Stadium, un recinto de tenis en Queens donde se juega el US Open cada verano, en DAZN pay-per-view.
Es un paso en la dirección correcta, pero también es solo un paso. Enfrentar a Sheeraz cambiará la narrativa de que el puertorriqueño no acepta peleas difíciles. Enfrentar a Sheeraz haría maravillas para su perfil, pero vencerlo, y vencerlo mal, podría abrirle un mundo totalmente nuevo.
“Sé lo que tengo que hacer,” dijo Berlanga a un grupo de reporteros hoy durante su primera conferencia de prensa. “Para conseguir estas peleas grandes, para conseguir la revancha con Canelo, para conseguir esa pelea con [Jaime] Munguía, tengo que noquear a este tipo. Tengo que avergonzarlo. Tengo que dejarlo mal.”
Sheeraz, de 25 años, perdió un poco de ese brillo que una vez tuvo. Hace solo unos meses, tuvo muchas dificultades contra Carlos Adames.
Tras su empate por decisión dividida, Adames dijo que se olvidaba del límite de peso de 160 libras y subió de categoría. Oficialmente, esta será su primera pelea en 168 libras.
Berlanga lo estará esperando.
No se sabe cómo reaccionará Sheeraz (21-0-1, 17 nocauts) al enfrentarse a un hombre más grande. Tampoco se sabe cómo su cuerpo se adaptará a los 168. Sin embargo, esas incógnitas no son relevantes para Berlanga. Él conoce el tipo de talento que tiene Sheeraz y no lo subestimará, aunque tenga planes más grandes en mente.
“Sheeraz es duro,” dijo Berlanga. “No subestimo a nadie.”