Allen (24-7-2, 19 KOs), de 33 años, ya había manifestado su sorpresa de que el equipo de Fisher aceptara una revancha inmediata tras su controvertida derrota por decisión dividida en Riad hace menos de seis meses. Esta vez, sin dejar lugar a dudas, cerró el capítulo con contundencia.
Hablando en el programa Small Talk de Matchroom, Allen admitió que se confió demasiado tras haber tenido éxito constante en la primera pelea contra un antiguo compañero de sparring y amigo, que —según él— no evolucionó lo suficiente como para generarle preocupación.
“Aparte de Frazer Clarke, no había peleado con nadie importante desde 2019, así que después de esos 10 rounds en la primera, probablemente me confié demasiado y subí de peso. Pero siempre supe que iba a ganar. A los 30 segundos, en tres asaltos, era solo cuestión de tiempo hasta que lo conectara bien.”
Allen, quien aseguró que su abuelo —fallecido poco después— estuvo decepcionado por su actuación ante Clarke, había anunciado su retiro en 2020. También confesó que estuvo a punto de abandonar el boxeo durante la preparación para la primera pelea con Fisher.
Sin embargo, esta inesperada serie de dos combates ha revitalizado su carrera y le permitió conquistar su primer título profesional, el campeonato Intercontinental de peso pesado de la AMB.
El orgulloso púgil de Doncaster, que ha compartido ring con nombres como Dillian Whyte, Luis Ortiz y Tony Yoka, había acumulado casi 100 rounds más como profesional que Fisher (13-1, 11 KOs), una experiencia que se notó cuando supo manejar momentos incómodos, especialmente tras recibir golpes al cuerpo y sufrir una perforación del tímpano en el tercer asalto.
“La gente piensa que soy un peleador emocionante, pero en realidad no me gusta que me golpeen —solo que no soy tan bueno esquivando como otros. Johnny es un chico muy agradable, pero aún un novato. Probablemente fue una de las peleas más fáciles que he tenido.”
Allen subió 7.5 libras desde el primer combate, llegando a
la báscula con 265 libras —su segundo peso más alto en toda su carrera—, y no ocultó haber sentido el ritmo del combate en los primeros asaltos, mientras Fisher intentaba imponer su ritmo con intensidad.
“Me sentí un poco lento y pesado ahí dentro, pero resistí sus golpes y esta vez llegué en mejor forma,” declaró a The Ring.
“Estuvimos trabajando combinaciones específicas con Jamie y Nigel en los pads. Todo valió la pena. Fue más fácil... demasiado fácil. Entrené duro y sabía que lo iba a quebrar.”
Entre risas, añadió:
“Comía demasiado y empezaba una dieta cada lunes, pero nunca funcionaba… igual sabía que iba a ganar.”
Tras una actuación considerada como la mejor de su carrera, Allen aseguró futuros pagos con Eddie Hearn, pero curiosamente no se mostró eufórico.
“No estoy demasiado entusiasmado porque esto es cierto nivel, no es la élite. Gané un título amateur nacional en 2011... ahora es 2025 y apenas estoy empezando a hacer algo. Entrené duro, solo que no podía alejarme del refrigerador.”
Allen también mencionó que le interesaba pelear a este nivel, sin aspirar a grandes títulos ni a enfrentar a los mejores del mundo.
“Me gusta boxear a este nivel. Soy un boxeador de nivel británico, tan hábil como cualquiera. El aficionado promedio, que no sabe mucho, piensa que solo soy gordo y resistente, pero soy bastante listo y pego duro.
No quiero enfrentar a los de más alto nivel, solo estar en buenas peleas, más que ganar grandes títulos.”
El nuevo campeón británico de peso pesado, David Adeleye (14-1, 13 KOs), hizo los comentarios ringside para la BBC y podría convertirse en un rival futuro. No obstante, Allen dejó claro que nada superará su victoria por KO ante Lucas Browne en abril de 2019, cuando encabezó una cartelera en el O2 Arena.