Carlos Cañizales transformó su título Plata del CMB en oro mundial ante su gente en Caracas, pero tuvo que hacerlo por la vía difícil en una esperada revancha contra
Panya Pradabsri, arrancando agosto como flamante bicampeón mundial del peso minimosca.
Ocho meses
después de su primer combate en Bangkok, Tailandia —una pelea cerrada que mereció revancha inmediata, ya que muchos sintieron que Cañizales hizo lo suficiente para ganar, pero no obtuvo la decisión—,
Pradabsri llegó al terreno hostil buscando un desenlace definitivo para esta rivalidad.
Pradabsri (44-3, 27 KOs) resistió una tormenta de presión intensa en los asaltos uno y tres, mientras el ruido de la afición crecía en apoyo a su héroe local. Cañizales (28-3-1, 20 KOs) lo castigó con golpes rectos y lo fue acorralando para llevarse los primeros rounds.
El venezolano no dudó en soltar las manos, mientras Pradabsri intentaba conectar entre combinaciones, aunque claramente estaba un peldaño por debajo.
El trabajo al cuerpo y los contragolpes del tailandés funcionaron en ciertos momentos, pero las ráfagas de combinaciones de Cañizales lo obligaron a retroceder y ser más cauto en sus entradas al corto alcance. Dos veces en menos de un minuto, ambos chocaron cabezas, lo que obligó a que el médico de ring revisara brevemente a Pradabsri. Afortunadamente, no hubo cortes ni sangre que alteraran la pelea y la batalla se reanudó de inmediato.
Ambos intercambiaron bombazos para cerrar el tercer asalto, pero Pradabsri conectó un overhand de derecha perfecto que envió a Cañizales contra las cuerdas a menos de 20 segundos de iniciado el cuarto round.
Intentó seguir atacando mientras Cañizales entró en modo supervivencia, aunque el árbitro panameño Abdiel Barragán intervino para separarlos y aplicó una cuenta de protección obligatoria. Si alguien pensó que ese episodio iba a disuadir al retador de su estilo agresivo, se equivocó. Al siguiente asalto, todo terminó.
Se trenzaron en un intercambio de poder en la corta distancia, Pradabsri volvió a trabajar al cuerpo en un round frenético antes de que, cruelmente, el tailandés terminara desplomado en la lona sin poder vencer la cuenta del árbitro.
Cañizales avanzó con decisión y escondió un gancho de izquierda al cuerpo dentro de una ráfaga, con el campeón defensor contra las cuerdas. En cuestión de segundos, El Poliedro de Venezuela estallaba en júbilo celebrando una dramática victoria mundial para uno de los suyos.