ANB ARENA, ARABIA SAUDITA – Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío. Dmitry Bivol resistió una tormenta en su camino hacia una valiente victoria por decisión mayoritaria sobre Beterbiev, igualando su serie con una victoria por lado y coronándose campeón indiscutido del peso semipesado, preparando el escenario para una trilogía después de otro duelo sumamente parejo que se fue hasta el límite.

Jean-Robert Laine lo puntuó como un empate 114-114, pero Mike Fitzgerald (116-112) y Deon Dwarte (115-113) vieron esta emocionante revancha a favor de Bivol, quien hizo lo suficiente para infligirle a su compatriota Beterbiev la primera derrota de su carrera después de 12 años como profesional.

Bivol (24-1, 12 nocauts), como prometió, comenzó rápido, pero naturalmente no iba a tenerlo fácil contra un campeón determinado como Beterbiev (21-1, 20 nocauts), quien llegaba con mayor confianza tras haberlo vencido sin estar en su mejor forma la última vez en octubre.

Aun así, Beterbiev se plantó en el centro del ring y atacó al cuerpo, mientras Bivol se movía en círculos antes de lanzar una combinación de cuatro golpes que hizo rugir a los aficionados con un minuto restante en el primer asalto.

En el segundo, más de lo mismo. Las ráfagas de Bivol golpeaban la guardia alta de Beterbiev, quien avanzaba lanzando izquierdas antes de combinarlas con la derecha, mientras Bivol respondía con una férrea defensa en retroceso.

Un jab enroscado llamó la atención de Beterbiev a falta de 75 segundos en otro asalto muy reñido, mientras Bivol alternaba entre defensa y ataque.

Las repeticiones entre asaltos mostraban que el ex campeón mundial de la WBA estaba conectando, mientras que en el tercero, Beterbiev enfocó su ataque al cuerpo y cerró la distancia con determinación. Bivol se plantó y lanzó una ráfaga de cinco golpes contra las cuerdas antes de que Beterbiev fallara por poco con un derechazo amplio, manteniendo los intercambios intensos.

Bivol lanzaba combinaciones de cinco o seis golpes, pero Beterbiev frenaba el impulso con una derecha potente antes de que ambos se desataran en los últimos 20 segundos de un vibrante tercer asalto.

Bivol parecía aturdido y en el inicio del cuarto la niebla aún no se había despejado, mientras el campeón defensor continuaba con derechas en lo alto, efectivas incluso cuando eran bloqueadas. Con un rasguño bajo su ojo derecho, Bivol necesitaba reaccionar.

Más fácil decirlo que hacerlo, Beterbiev hizo del cuarto asalto su mejor hasta el momento y su presión incesante continuó en el quinto, con Bivol cerrándose y recibiendo más de lo que hubiera querido.

Una derecha por encima hizo que Bivol bajara su guardia momentáneamente, y esa imagen fue suficiente para que el veterano de 40 años comenzara a lanzar golpes con una eficiencia que muchos han sufrido en el pasado, aunque raramente contra alguien considerado su igual.

En el sexto, Bivol volvió a su jab e intentó frenar el sangrado con ataques constantes. Lanzando combinaciones cuando tenía la oportunidad, esos momentos de éxito solo motivaban a Beterbiev a lanzar más, con su derecha causando estragos.

El asalto siguiente siguió la misma dinámica, aunque con menor intensidad, lo que permitió un breve respiro a Bivol. Sin embargo, aunque sus combinaciones no conectaban con claridad, la afición no dejaba de animarlo.

Si bien recuperó algo de ritmo en el octavo, el noveno asalto fue aún mejor para Bivol, alentado por una multitud que lo apoyaba firmemente.

Independientemente de si conectaba o no, la percepción bastaba para avivar la emoción de los aficionados, quienes esperaban otro giro en la pelea, tal como ocurrió en su primer encuentro. Sin embargo, el ruso de 34 años necesitaba más.

Eso quedó claro en el décimo, cuando Beterbiev lo castigó al cuerpo desde el inicio, mientras que Bivol respondió con tres ráfagas rápidas a mitad de asalto.

De nuevo, el retador se vio obligado a retroceder tras recibir más derechas, y la duda sobre la puntuación de los jueces se hacía cada vez más grande con solo dos asaltos por disputar.

El undécimo fue otra vez muy parejo, con Bivol logrando golpes más llamativos, pero Beterbiev avanzando sin inmutarse, como si el trabajo de su oponente no fuera lo suficientemente contundente como para frenarlo.

Aun así, Bivol lanzó combinaciones en los primeros instantes del último asalto y Beterbiev respondió, avanzando con la misma presión meticulosa que obligaba a Bivol a lanzar en ráfagas esporádicas.

Cabeza y cuerpo, Beterbiev tenía su derecha lista para castigar mientras el equipo de Bivol celebraba con los brazos en alto. Aunque su expresión no mostraba seguridad total, había hecho lo suficiente.